7 escenas de película con el champagne como protagonista
7 escenas de película con el champagne como protagonista
El champagne es un estilo de vida. Una inspiración. Incluso un personaje más dentro del elenco de grandes obras maestras del cine de todos los tiempos. Y es que, cuando él entra en escena, todo cambia. Casi siempre va a mejor. Pues sus burbujas representan todo aquello con lo que soñamos al ver una película regada por su aroma: el amor, la felicidad, el glamour, la diversión, el éxito o, simplemente, la celebración de la vida a copa llena.

Fotogénica hasta el extremo, esta bebida que se degusta en vaso alto con pie fino y boca estrecha hace las delicias de los paladares más exquisitos, pero también de inolvidables interpretaciones ante la cámara; de ayer a hoy y con mitos pasados o actuales como Humprey Bogart, Julia Roberts o Jennifer Lawrence de partenaire.
Sí, en la gran pantalla se brinda. En la gran pantalla se brinda mucho. Por los que están, por los que fueron, por los que vendrán. La inspiración que se desprende del champagne lo llena todo. En ocasiones, de manera literal (como en la fiesta de El Gran Gatbsy). Otras veces, de una forma sutil e incluso conceptual (y aquí nos referimos a situaciones champagne de cine que trasmiten ideas y sensaciones únicas, como las que acontecen, por ejemplo, en Casablanca o en La gran estafa americana).
Ellos eligen Moët & Chandon
Cuando Julia Roberts, Vivian en el filme, descubre el delicioso maridaje del champagne con las fresas en Pretty Woman, lo hace en una espectacular suite de hotel. Al lado de Richard Gere. Y de la mano (o del vidrio) de una botella de Moët & Chandon, pedida al servicio de habitaciones.
Lo mismo sucede en El Gran Gatsby. ¿Quién no ha querido alguna vez que le inviten a una fiesta así y que, al llegar, por toda la casa haya castillos de copas y fuentes de champagne Moët & Chandon?
Y como estos hay muchos más ejemplos. ¿Conclusión? Que, cuando los directores y guionistas incluyen al champagne en sus peliculas, lo hacen pensando en lo mejor. Pues todos esos fotogramas no tendrían sentido sin la excelencia.
¡Chinchín!
El perfecto brindis de película exige un buen champagne, pero también el atrezzo adecuado. Vestidos de noche y bistrós exquisitos; lujosas mansiones y personalidades de alta sociedad; hotelazos y grandes pasiones. Todo contribuye a enfatizar el sabor del champagne. Todo comunica algo al espectador.
Pues tan importantes como la temperatura a que se sirve o los manjares con que se combina son el vestuario, la localización o la actitud con que se toma el champagne en el cine. A veces, también con un toque de sentido del humor: como el que le da Marilyn Monroe haciendo de la adorable miope que siempre fue en Cómo casarse con un millonario.
He ahí el secreto de la buena conjugación cinematográfica del verbo brindar. He ahí el secreto del champagne; del séptimo arte, de la leyenda. Entonces todos los sentidos a través de la mirada, también (y sobre todo) el sexto, perciben las características del champagne: su olor, su sabor, su sonido, su textura, su color. Su alma.
Fotos: Gtres