Vivimos tiempos en los que todo se reinterpreta, se revisa y se examina desde el presente con ojos nuevos para sacar conclusiones, a veces, de impacto. Así que hablemos de Elvira, icono en los 80 de la risa y el terror más bien dirigido a un público adolescente y masculino. Y, sin embargo, ¿resulta reivindicable esta vampiresa o bruja de amplísimo escote? ¿Puede eludirse el machismo obvio de su caricatura? Quizá el humor empoderaba a ese personaje que tanto furor provocó (sobre todo, claro, en Estados Unidos).
Comencemos por el principio.
¿Quién fue Elvira? Detrás de este personaje se encontraba Cassandra Gay Peterson, actriz y bailarina estadounidense de voluptuosa belleza y gustos un tanto tétricos. Y es que siendo una niña tuvo que permanecer un mes en el hospital para recuperarse de unos injertos de piel que habían tenido que realizarle debido a un accidente doméstico y allí descubrió las bondades del cine de terror.
Su gusto por lo macabro y la casualidad fueron determinantes en que fuera la elegida para conducir el programa Elvira’s Movie Macabre, donde presentaba películas de terror y ciencia ficción de serie B y que se emitió entre los años 1981 y 1986. No fue la primera opción de los productores, quienes preferían a Maila Nurmi, presentadora de The Vampira Show, un programa similar que triunfó en los 50. Pero desavenencias con la artista hicieron que abrieran un proceso de casting, donde Peterson se presentó y se obró la magia.
Ella misma junto a su amigo Robert Redding fueron los encargados de crear desde cero a la mítica Elvira, el personaje que le daría fama a Peterson. Basándose en Morticia Adams (por mucho que Nurmi digera lo contrario), Elvira apareció ante los espectadores con un ajustadísimo vestido negro, una melena cardada y un escote sobredimensionado que hizo las delicias del público masculino en aquella época.
¿Mujer empoderada o víctima del machismo imperante que le hizo creer que era ella misma quien explotaba sus cualidades físicas por decisión propia? Difícil analizar las motivaciones del pasado con la mirada del presente, pero lo cierto es que Cassandra Gay Peterson o mejor dicho, Elvira, se ganó a los telespectadores con su humor sarcástico.
Y es que no sólo se dedicaba a presentar estos filmes, sino que habitualmente los interrumpía con sus comentarios y bromas, muchas veces subidas de tono. Y por unos atributos o por otros, su popularidad se disparó, lo que le llevó a protagonizar un primer largometraje titulado en España Elvira, reina de las tinieblas, e incluso un segundo ya con 50 años titulado Elvira’s haunted Hills, que podría traducirse como Las colinas embrujadas de Elvira. Guiño, guiño.
El personaje de Elvira se ha convertido en una oscura figura de culto para los amantes de la serie B y, en la década de los 80 y 90, también evolucionó a una lucrativa marca. Disfraces, cómics, muñecas, tarjetas coleccionables, calendarios… cualquier cosa era susceptible de darle el toque Elvira. Cassandra Gay Peterson no hizo mucho más, pero es el peligro de interpretar un personaje tan carismático, que luego es complicado deshacerte de él. Que se lo digan a Jaleel White…
