María del Carmen García Galisteo nacía en Sevilla en 1930 aunque, según ella afirmó en más de una ocasión, en realidad ocurrió un año después, pero tuvo a bien falsificar ese dato para obtener el carnet profesional del Sindicato del Espectáculo y poder así trabajar junto a Estrellita de Castro, a pesar de tener solo 12 años.
Empezó pronto en esto de la farándula. Y no se bajó de las tablas hasta que contó con 80 años y el Alzheimer la obligó a este retiro forzoso en el que se ha encontrado hasta el momento de su muerte, con 92 o 93 años.
Pero a lo largo de casi siete décadas, Carmen Sevilla se convirtió en una de las primeras grandes actrices internacionales que ha dado el cine patrio. Una gran mujer que conquistó por su belleza, se afianzó por su talento y nos ganó por su simpatía.
Éxito internacional
Carmen Sevilla daba sus primeros pasos como actriz en 1947 en la película Serenata Española, donde tuvo un papel secundario tan poco importante que no fue acreditado. Por eso es tan sorprendente que su segundo papel fuera el de protagonista y con nada menos que Jorge Negrete en la cinta hispanomexicana, Jalisco canta en Sevilla, en 1949.
Y a partir de ahí comenzó la leyenda. Tras el éxito de La hermana San Sulpicio, dirigida por Luis Lucía en 1952, llegaría la explosión definitiva internacional. Así se marchó a Francia para trabajar bajo las órdenes de Robert Vernay en El sueño de Andalucía y siguiendo la batuta de Richard Potter en Violetas imperiales.
En cuanto a su éxito dentro de nuestras fronteras, en una España que despertaba poco a poco de su letargo tras la Guerra Civil protagonizó películas como La fierecilla domada (1955), de Antonio Román, y, sobre todo, La venganza (1957), de Juan Antonio Bardem, la primera película española candidata al Oscar a la mejor película de habla no inglesa.
Pocas actrices del momento trabajaron con tanto director internacional como Carmen Sevilla. Con el mexicano Emilio Fernández rodó Reportaje. Con el argentino León Klimowsky, La pícara molinera. con el franco-estadounidense John Berry, El amor de don Juan. Con el italiano Alessandro Blasetti, Europa di notte. Y con el estadounidense Don Siegel, Spanish Affair. Por no hablar, claro, de su María Magdalena en Rey de reyes, superproducción de Nicholas Ray rodada en España.
Todo ello mientras cultivaba otra de sus pasiones, la música. Carmen Sevilla lanzó al mercado en esta época más de 15 discos, muchos de ellos con canciones compuestas por quien era su marido, Augusto Algueró.
No es un adiós, es un hasta luego
Con la llegada de los años setenta, la estrella de Carmen dejó de brillar temporalmente. La llegada del nuevo cine la dejó fuera de mercado, puesto que ya no existían sus papeles de siempre ni le daban la oportunidad de acceder a un registro más dramático. Así, con el nacimiento del cine del destape, Carmen participó en varias películas pseudoeróticas como La cera virgen (1971), de José María Forqué o No es bueno que el hombre esté solo (1973).
No obstante, a pesar de estos pequeños baches, la actriz todavía nos haría un regalo en forma de pequeño papel junto a Charlton Heston en la coproducción Marco Antonio y Cleopatra, dirigida por el propio actor, y protagonizaría una interesante película de Gonzalo Suárez, La loba y la paloma.
Regreso en televisión
Al dejar el cine, Carmen Sevilla siguió realizando música y tras divorciarse de Algueró por sus múltiples infidelidades, comenzó un noviazgo con el empresario cinematográfico Vicente Patuel Sánchez De Molina, con quien se casaría después de una década de noviazgo. El mito del cine decidía entonces hacerse ama de casa y criar ovejas en su propia explotación ganadera, pero el pastoreo se le quedaba corto y en 1986 regresó a la actuación en la telenovela argentina La viuda blanca.
Pero no fue hasta 1991, cuando ya contaba con 61 años, cuando vivió su segundo renacer profesional. Valerio Lazarov, director de la recién creada Telecinco, la reclutó para presentar el Telecupón, programa donde permaneció seis años y que dejó escenas para el recuerdo como cuando salió a presentar el programa en pantuflas o nos habló a todos de sus ovejitas.
Pero esto es lo de menos. Carmen Sevilla continuó su carrera en televisión con programas como El juego del zodiaco, Date un respiro o Mañana serán estrellas y, ya en Antena 3, con su programa La noche de Carmen. Y así es como llegaría a su última etapa televisiva en 2004 y ya en TVE con el programa Cine de barrio, donde continuaría hasta su retiro definitivo en 2010, con 80 años y después de haberle detectado Alzheimer un año antes.
Una vida larga, llena de éxitos y con el desparpajo por bandera. Una de las pocas artistas queridas por la mayoría, que supo afrontar el paso de los años con naturalidad ganándose así a varias generaciones de españoles que, si bien la recordarán por cosas diferentes, siempre será con una sonrisa en los labios.
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