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‘Entresijos’: una guía de Madrid (en viñetas) por Víctor Coyote

Es Víctor Coyote un superviviente eterno de la Movida, rara avis del pop en español de trayectoria un tanto subterránea pero siempre estimulante en su faceta musical y (¡aleluya!) en su calidad de viñetista. Prueba del talento tebeístico de Víctor Coyote es Entresijos, cómic a modo de guía de un Madrid no gentrificado (por el momento) y declaración de amor a los barrios de una urbe que, como París, no se acaba nunca pero tiene mejores tabernas. Víctor Coyote es un madrileño nacido en Tui, provincia de Pontevedra. Y ejerce de flaneur (o paseante en Cortes) atendiendo más al extrarradio que al turistificado centro de la ciudad.

He aquí, en Entresijos, daguerrotipos a bolígrafo (o lo que sea) de Caño Roto, el parque de Cerro Almodóvar, dos jornadas como bañista en la piscina de Aluche, el mercado de Tirso de Molina que no está en Tirso de Molina, Matadero, Conde Duque y más.

Hallamos en Entresijos un puñado de historias matritenses que eluden el tópico y se nutren de vivencias a pie de calle. Faltan cronistas urbanos que sigan pateando la ciudad como lo hace Víctor Coyote. Queda mucho Madrid, todavía, sin hollar por las hordas de turistas que transitan idiotizados con su vaso de Starbucks. Hay que buscar los rincones para la calma donde otear el horizonte, un nuevo horizonte capitalino en el que lo mestizo se impone, claro, por supuesto, pero no sólo ese mestizaje de venezolanos ricos apropiándose del barrio de Salamanca.

Bueno, en fin, el caso es que Víctor Coyote nos entusiasma y creo que por aquí ya recomendamos sus crónicas de la pandemia tituladas Días de alarma, estupendo resumen de aquel periodo paralizante y traumático que aún está esperando su gran novela.

De la Movida nos quedan en Madrid un par de bares de copas (el Penta, la Vía Láctea), una placa en homenaje a Ceesepe colocada en la calle Mayor y las películas de Almodóvar. Alaska se reinventó tantas veces que ya no queda nada de aquella que, como cantaba Santiago Auserón, bailaba “con pegatinas en el culo” y qué decir del propio Auseron, entre la filosofía de la Sorbona y el chanchán. Yo creo que don Martínez Almeida debería abrir un museo de la Movida y más cuando ahora ha quedado absolutamente acreditado que la Movida fue una cosa muy de derechas, como bien demuestran las declaraciones de Mario Vaquerizo e Imanol Arias. Disculpen que disparate tanto mezclándolo todo. El caso es que Víctor Coyote sí conserva ese aroma underground de la mejor Movida y, en todo caso, la Movida nos da exactamente igual y lo que hay que hacer es leer Entresijos y disfrutar de este cómic magnífico.

Y lo pueden comprar en Molar, librería al lado de Cascorro bien repleta de cosas interesantes.

Ah, y ahora que me acuerdo, Víctor Coyote también es autor  de Cruce de perras y otros relatos de los 80, crónica hilarante de aquella década de fiesta y disipación que tanto nos sigue fascinando. Un tíitulo descatalogado que bien merece la pena rastrear en la cuesta de Moyano y otros almacenes de libros viejos. Siempre Madrid, pongamos que hablo.

DANIEL SERRANO

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