X

Sydney Sweeney, la nueva derecha y la vieja izquierda

LOS ANGELES, CALIFORNIA - AUGUST 03: Sydney Sweeney arrives at the Los Angeles special screening of "Americana" at Desert 5 Spot on August 03, 2025 in Los Angeles, California. (Photo by Emma McIntyre/Getty Images)

Todos los días (o casi todos) hay un artículo en The New York Times tratando de descifrar el enigma Sydney Sweeney o cómo una estrella de Hollywood que no habla de política se ha convertido en el centro de una gigantesca batalla política. La cosa empezó con una campaña publicitaria para la marca American Eagle. El lema hablaba de “great jeans” haciendo un juego de palabras con “great genes” (“buenos genes”).  El aspecto y ademanes explícitamente sugerentes de Sydney Sweeney (con buenos jeans o buenos genes, según se interprete) fue lo que primero se criticó: había un inequívoco aroma a añeja publicidad con aroma a ginebra y tabaco heteropatriarcal al más puro estilo Mad Men, esos anuncios de antaño con modelos no diversas (o sea, rubias y curvilíneas) dirigiéndose a la mirada masculina. Y quebrando la tendencia de las marcas (la propia American Eagle) que, en los últimos años, abrazaron los cuerpos no normativos y la variedad racial y sexual. El signo de los tiempos.

Pero la controversia escaló un grado más cuando hubo quien, a través de TikTok  lanzó acusaciones de nazismo a American Eagle  y a Sydney Sweeney. ¿Nazismo? Sí, por aquello de los genes, la eugenesia y la melena rubia de la actriz protagonista.

Y comenzó la pelea ideológica y la derecha reaccionaria reclamó como suya a Sydney Sweeney y la izquierda la señaló y algunos elementos del Partido Demócrata, al ver que el asunto se salía de madre, levantaron el dedito para decir que a ellos sí que les gusta Sydney Sweeney y, cómo no, el debate generado llegó hasta Donald Trump y el inquilino de la Casa Blanca participó pero un poco titubeante al principio porque no parecía haber entendido tan monumental follón (luego ya sí, en Truth -su red social particular- lanzó Trump un alarido apropiatorio inequívoco: “¡A por ellos, Sydney!”).

Y es que, para más inri, la prensa desveló que Sydney Sweeney está registrada como votante republicana, lo cual enfervorizó a los agitadores MAGA y encolerizó a la izquierda que clama en las redes sociales. Donald Trump, con una sonrisa estúpida, se congratuló por el descubrimiento (¡al fin!) de una joven actriz de Hollywood a la que poder exhibir como trofeo de la derecha. Lo de Jon Voight y Sylvester Stallone como embajadores del trumpismo en la industria del cine resultaba pleistocénico. El nombre de Sydney Sweeney suena bastante mejor a oídos del presidente y sus seguidores.

Pero ¿qué demonios ha pasado? ¿De verdad es tan relevante a quien vote Sydney Sweeney? ¿Es ella la única que hace campañas de publicidad de sesgo machista? Escribía Rob Flahery en Politico un interesante artículo titulado La saga Sydney Sweeney explica por qué los republicanos siguen ganando en el que sostenía que todo este asunto ha sido una más entre las muchas trampas que los propagandistas derechistas expandidos por el nuevo ecosistema mediático (podcast, redes sociales, etc) tienden al progresismo. La tesis de Rob Flahery es que cuando la derecha podcaster y de TikTok encuentra argumentos progresistas que puede ridiculizar (¡mirad a esos progres, no soportan que una chica guapa y blanca haga un anuncio como los de antes!) se lanzan a una campaña que la vieja intelectualidad progresista es incapaz de contrarrestar.

¿Y qué dice Sydney Sweeney? Guarda silencio y sigue con sus incesantes campañas publicitarias. También hay quien la critica por eso, por su omnipresencia en campañas y eventos. Ella, según The New York Times, ha dicho que su hiperactividad tiene una explicación sencilla: si se limitase a su trabajo como actriz, no podría pagar su alquiler en Los Ángeles. ¿En serio? La vida de una estrella de Hollywood es cara (agentes, asesores,etc) y los papeles tampoco llueven tan abundantemente en la competitiva industria del cine y las series de Estados Unidos.

El caso es que Sydney Sweeney se ha convertido en símbolo de una nueva derecha que la muestra como ejemplo de un nuevo tiempo en el que Hollywood vuelve a ser grande de nuevo, con actrices rubias y  actores heterosexuales de mandíbula ferozmente caucásica.

Y la vieja izquierda trata de explicarse y critica (con razón) el sexismo y sesgo racista de la publicidad que se pliega al trumpismo, pero acaba extraviándose en acusaciones pueriles y, de nuevo, se presta a la caricatura.

Y en lo que se refiere a su carrera como actriz, Sydney Sweeney tiene varios proyectos que pueden confirmar (o desmentir) un talento que, de momento, fue intuido por su trabajo en Euforia, la serie de Zendaya. En Christy se ha transformado físicamente para dar vida a una boxeadora. Hará de empleada doméstica en La asistenta. Será Kim Novak en Scandalous. Y se meterá en un videojuego con su papel en Split Fiction.

¿Hará campaña por Trump si, contraviniendo el mandato constitucional, se presenta a la reelección?

No resulta plausible tal hipótesis. Sydney Sweeney es, simplemente, una actriz de 27 años que acepta las nuevas reglas del juego. Y esas normas implican, en ocasiones, autoexplotación, silencio político y sumisión a los delirios imperiales provenientes de la Casa Blanca. Y que las goebbelsianas hordas de eficades propagandistas MAGA usen su nombre para atacar a las debilitadas huestes izquierdistas.

DANIEL SERRANO

Noticias Relacionadas

Blanca Suárez en busca del mal

Artículos

Un nuevo thriller protagonizado por Blanca Suárez acaba de aterrizar en Netflix y ya se ha convertido en una de las grandes sensaciones de la…

+

¿Recuerdas a Thora Birch?

Artículos

Seguro que recuerdas a Thora Birch de un clásico de Halloween: El retorno de las brujas. Ya más crecidita apareció también en American Beauty, como…

+

Películas que fueron clasificadas X y no eran porno

People & Trends

En todo el mundo hay un sistema clasificación por edades de las películas y en dicho sistema suele incluirse la clasificación X para películas pornográficas…

+
Daniel: