La polémica está servida. Y cuando el jurado del Festival Internacional de Cine de San Sebastián le otorgó la Concha de Oro a Tardes de soledad, lo sabía. Y es que un documental que retrata la tauromaquia va a tener sus detractores, por mucho que nos encontremos en un país en el que la tradición todavía tiene peso.
Albert Serra, director de Liberté y Pacifiction, siguió durante 14 corridas al diestro Andrés Roca Rey para intentar reflejar su encuentro con el animal desde dentro. De este modo, crea un documental visualmente apabullante, que impacta a nivel sensorial en el espectador, siempre y cuando tenga estómago para verlo.
El Partido Animalista con el Medio Ambiente (PACMA) pidió su retirada antes incluso del comienzo del certamen al considerar que “humaniza una práctica violenta” y “ofrece una visión que plantea graves preocupaciones éticas”. Como decíamos, la polémica está servida.
La crítica, fascinada
Pero para la crítica especializada, poco o nada importan los debates éticos. No hay una sola mala reseña para Tardes de soledad, ni en nuestro país, ni fuera de él. The Hollywood Reporter, por ejemplo, la considera “desgarradora” y tanto Variety como Screendaily la consideran “esencial” e “hipnótica”.
Y en nuestro país no se quedan atrás con adjetivos como “impactante” o “brutal”. Pero no son pocos los que consideran que expone tal cual “el espectáculo de crueldad” que supone el toreo, para que cada cual adopte sus propias opiniones.
¿A favor o en contra?
Lo cierto es que, como todo buen documental, no trata de posicionarse en ningún momento, aunque sí tiene un ligero tufillo a respeto por lo que denominan arte. “Es una película de cine, nunca la tuve en ninguna otra consideración. No la he tenido nunca en mi trabajo, no la voy a empezar a tener ahora. Es una película de arte que no está al servicio de nada más que el cine. Lo que la gente piense es muy ajeno. Me interesa lo que la gente piensa de ella como obra de arte“, ha dicho Serra, a pesar de todo.
Del mismo modo opina la actriz Marisa Paredes, quien ha asegurado que los artistas, en alusión al director del documental, tienen “derecho” a hacer su trabajo, en este caso sobre la tauromaquia, y que el espectador puede “verlo o no” e incluso “pedir que se quite”, pero que en ningún caso se debe autocensurar al cineasta. En cualquier caso, ha reconocido que es “normal” que PACMA haya pedido su retirada.
Bob Pop, por su parte, ha sido más políticamente correcto en sus declaraciones en la cadena SER, donde aseguró que no iría al cine a ver Tardes de soledad. Admitió que “no soy público de una película así, no me interesa”.