Resulta que Nowhere, la nueva película de Anna Castillo, está arrasando en Netflix. Una propuesta agobiante que, durante casi dos horas, mantiene a su protagonista embarazada, en un contenedor marítimo a la deriva. Una historia no apta para gente con claustrofobia que, cosas de la vida, tiene enganchados a millones.
Ahora, para quienes gusten de estas joyas que dejan sin aliento, sin necesidad de salir de un mismo escenario toda la película, aquí van cinco propuestas para pasar un buen rato. O uno malo.
Saw (2004)
Un referente del género que, además, en menos de dos décadas ha generado una saga de diez entregas. La premisa era tan sencilla como dos desconocidos que despiertan en una sucia habitación abandonada, encadenados a la pared. A partir de ahí, la aparición de Jigsaw, sus pruebas mortales y el juego psicológico.
Una cinta que contó con un presupuesto de 1,2 millones de dólares y que se viralizó en todo el mundo, incluso sin haber redes sociales.
Buried (2010)
No olvidemos jamás que esta joya tiene sello español, pues está dirigida por Rodrigo Cortés. Protagonizada por un Ryan Reynolds excelso, la premisa es tan sencilla como la de un tipo que es encerrado vivo en un ataúd. Tan sólo contará con su teléfono móvil y un mechero.
Obviamente, esto no es Kill Bill, y la hora y media que dura la cinta se hace larguísima. Más aún para Ryan Reynolds.
127 Horas (2010)
Lo complicado de 127 Horas, es que está basada en una historia real. La de Aron Alston, un aventurero que quedó atrapado en unas rocas gigantes en Utah, tras despeñarse por ellas. La situación en la que queda, plantea un sencillo pero complicado problema: perder el brazo o la vida.
Pero, claro, no es tan fácil perder el brazo cuando todo lo que tienes es una navaja suiza. Y sí, las 127 horas son las que pasó colgado, esperando una ayuda que no terminaba de llegar. Es al aire libre pero, da igual, la historia es pura claustrofobia.
Cube (1997)
Asfixiante, compleja, desquiciante… Cube dejó a más de la mitad de los espectadores con sensación de no haber entendido nada. La otra mitad, lo mismo, pero lo disimularon mejor. Lo cierto es que Cube es tan disfrutona como complicada.
Un laberinto de cubos donde cada uno esconde una trampa mortal y solo una combinación lleva a la salida. Y sí, siempre es el mismo cubo, pero con distintas luces. Bien jugado por parte de Vincenzo Natali, director de este clásico de finales del siglo XX.
El Método (2005
Capitalismo extremo. Siete candidatos a un puesto ejecutivo se enfrentan a la prueba de selección más despiadada que cabe imaginar. La acción tiene lugar en un despacho de un rascacielos de Madrid y se nota que es una adaptación teatral, en el mejor de los sentidos.
Cada candidato es un mundo y todos usan sus armas para conseguir el puesto. La tensión aumenta, a medida que se van eliminando opciones, hasta llegar a un previsible pero glorioso clímax final. Psicología pura al servicio de una multinacional.
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