Ana Rosa desencadenada: agitación y propaganda

Ha regresado Ana Rosa Quintana con renovados bríos para enfrentarse al totalitarismo bilduetarra de Pedro Sánchez, quien pretende (según desveló Ayuso) una República Federal Laica como si fuéramos franceses. Las homilías de Ana Rosa en Telecinco resultan un compendio diario de todos los tópicos vertidos contra el Gobierno en OK Diario, la COPE y los whatsApp que te envía tu primo el de Vox. Sánchez es un mentiroso patológico e Irene Montero quiere sacar de la cárcel a todos los violadores. Cosas así.

Ana Rosa Quintana proporciona todos los días un material de agitación y propaganda que luego es viralizado por la legión de activistas (a sueldo o por libre) que contaminan Twitter con invectivas vociferantes.

Ejemplos de monólogos cargaditos para abrir El programa de AR los hay en abundancia.

Y a sus fans les encanta la contundencia argumental de la Reina de las Mañanas.

Luego están las entrevistas, que esa es otra. Desde que volvió del cáncer, Ana Rosa ha entrevistado a Santiago Abascal, Feijóo, Isabel Díaz Ayuso, Macarena Olona y Margarita Robles. Ni rastro de un personaje de izquierdas.

Y en su tertulia todavía, y sin apuro alguno, Eduardo Inda.

Según publicó el diario El Mundo, tras la marcha de Paolo Vasile (que prefería mantener la cadena al margen de la política -dentro de lo que cabe-) hay quien dentro de Mediaset apuesta por fortalecer lo ideológico y Ana Rosa Quintana podría convertirse en faro y guía. Si esta hipótesis está en lo cierto, a Jorge Javier le quedarían tres telediarios.

Pero vaya usted a saber.

Lo único cierto es que Ana Rosa Quintana se ha convertido en azote del Gobierno y está en su derecho pero, claro, habrá gente que ponga las televisión por la mañana y quiera otra cosa. Pues a conformarse con Arús.

Mientras tanto Ferreras parece jibarizado, Wyoming se confunde con el paisaje y El Objetivo de Ana Pastor obtiene resultados marginales.

¿Dónde quedó la izquierda televisiva?

Siempre tendremos La Base.