La vida de Tom Sizemore se apagó tras días debatiéndose entre la vida y la muerte.
Falleció este 3 de marzo.
Queda una biografía controvertida (abuso de drogas, violencia…) y una filmografía en la que supo imponer su presencia carismática: Asesinos natos, Amor a quemarropa, Heat, Salvar al soldado Ryan o Black Hawk derribado son algunos de los títulos que acreditan el nivel que alcanzó a finales de los 90. Y es que el actor llegó a trabajar a las órdenes de genios como Steven Spielberg, Oliver Stone, Martin Scorsese, Ridley Scott o Michael Mann.
Una estimable obra cuyo punto final fue un aneurisma cerebral sufrido el pasado 18 de febrero en su casa de Los Ángeles.
El actor, de 61 años, fue trasladado a un hospital, donde quedó ingresado en estado crítico, a la espera de evolución.
Dos semanas después, los médicos aconsejaron a la familia “desconectar” al intéprete y dejarle descansar para siempre.
Se va así un actor de carácter, que apuntaba más alto de lo que realmente llegó, a pesar de que en la década de los 90 participó en proyectos de lo más interesantes, alcanzando su cénit en Salvar al Soldado Ryan (1998), Pearl Harbor y Black Hawk Derribado (2001).
Pero la llegada del siglo XXI fue criminal (nunca mejor dicho) para un actor que pasó a ser más conocido por sus excesos, adicciones y polémicas que por sus trabajos. En 2005 circula un vídeo de contenido sexual bastante sórdido que detalla una vida de exceso permanente. Perol o peor vendía pocos años despuúes, cuando Tom Sizemore fue juzgado y condenado por posesión de drogas, conducir bajos los efectos de sustancias no permitidas y violencia doméstica en varias ocasiones, lo que le llevó, incluso, a pasar por la cárcel.
Pudo ser una estrella, uno de esos intérpretes volcánicos en la línea de James Gandolfini, pero el lado oscuro le abdujo y sus últimos años no fueron cinematográficamente brillantes. Admitamos, no obstante, que en aquellos maravillosos 90, cuando Tom Sizemore aparecía en pantalla, la tensión crecía y el público se veía obligado a observarle, aunque fuera en pequeños papeles como los de Amor a quemarropa o Días extraños.
Un actor que daba miedo. En el cine y, al parecer, también en la vida real. Que la tierra le sea leve.
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