Kanye West (también conocido como Yeeze -también conocido como Ye-) es, por así decirlo, un tipo especial. O quizá sea simplemente un idiota. O alguien con problemas en su azotea que precisa urgentemente ayuda profesional.
¿Cómo calificar a un afroamericano contrario al black lives matter y partidario de un amigo de supremacistas como Trump?
Sumemos a eso sus diatribas antisemitas.
Resumamos su carácter expansivo calificándole de bocazas experto en meterse en líos y perder millones de dólares con algunas de sus declaraciones.
Recuperar su estatus de estrella global va a ser complicado pero parece dispuesto a ello. Aunque se va a tener que esforzar un poco más.
El bueno de Kanye West, a sus 45 años, ha decidido anunciar que es un hombre nuevo y que ya no odia al pueblo judío. ¿Y qué ha sanado su corazón? La contemplación de una de comedia de tres al cuarto protagonizada por Johah Hill y Chaning Tatum. Lo expresaba así en Instagram:
“Ver a Jonah Hill en 21 Jump Street me hizo volver a sentirme cerca del pueblo judío
Nadie debe enojarse contra uno o dos individuos y transformarlo en odio hacia millones de personas inocentes.
Ningún cristiano puede ser etiquetado como antisemita sabiendo que Jesús es judío
Gracias Jonah Hill te amo”
Que ver una comedia que aquí se tituló Infiltrados en clase te cambie la vida es un síntoma evidente de que algo no va bien en tu vida.
Jonah Hill, de momento, no se ha pronunciado pero, sin conocerle, cuesta creer que ese amor súbito expresado por Ye sea correspondido. Las bendiciones vienen de alguien, don Kanye, que meses antes había proclamado su amor por Hitler.
De ahí que el halago de Ye suene casi a insulto.
En todo caso, quien pensara que Kanye West se iba a relajar tras el divorcio de Kim Kardashian, desconocía su delirante personalidad.
Sigue dando tumbos, perdió su contrato con Adidas y ello ha sido malo para él pero también malo para la marca alemana de ropa deportivas, que (según informó la prensa económica) tendrá que hacer frente a muchos miles de dólares en pérdidas porque las zapas que diseñaba Kanye West ya no se venderán y o se queman o se quedarán muertas de risa en sus almacenes.
Y que siga viendo buen cine, a ver si purga todos sus pecados.
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