Cita en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York para las celebridades y el mundo de la moda. Es la MET Gala 2024, que (sobre el papel) imponía un dress code basado en un cuento de J.G. Ballard sobre un conde recluido en su castillo que se defiende de la turba cortando flores de su jardín. La realidad es que el desfile de looks visto en la noche neoyorquina tenía una inspiración a medio camino entre Los Bridgerton y la Alicia de Tim Burton con un ligero aroma a María Antonieta de Sofia Coppola.
El listado de nombres conocidos entre los asistentes a la gala, interminable: Zendaya, Shakira, Dua Lipa, Rosalía, Nicole Kidman, Ed Sheeran, Demi Moore, Elsa Patak y Chris Hemsworth, Kendall Jenner, Emily Ratajkowski…
Aire versallesco, pues, y estampados florales y brillos e, incluso, cotas de malla y similares en forma de transparencias..
Una fiesta que, en principio, tenía también una clave tecnológica, ya que la gala está relacionada con la exposición del MET titulada Sleeping Beauties: Reawakening Fashion, sobre cómo los avances científicos insuflan nueva vida a viejas prendas o estilos.
En un mundo cada vez más distópico, la MET Gala 2024 tuvo algo de fuga hacia el mundo de los cuentos, hacia la fantasía total. Un viaje al pasado, repleto de tules, formas barrocas y moda exuberante.
Ahora las revistas de tendencias competirán por señalar a la ganadora o ganador en lo que a look se refiere.
Quién sabe.
Un paseo por las nubes, una invitación al escapismo y, quizá, una gala de formas un tanto gélidas, como una fiesta de disfraces a la que se acudiera sin demasiadas ganas.
Pero no practiquemos la crítica destructiva.
El espectáculo se desplegó y el mundo observó fascinado a las estrellas que en Nueva York ejecutaban sus pasos por la alfombra roja. La vida es mejor con entretenimientos así, también es verdad.
La belleza que nos salva de tanta devastación. Esa es la búsqueda esencial.