Si uno piensa en Brasil y, más concretamente, en la ciudad de Río de Janeiro, una de las primeras cosas que seguramente se le pueda venir a la cabeza, además del Carnaval -que con toda probabilidad es la primera-, será verano, sol y playa. Y no es un estereotipo, en uno de los grandes reclamos de la ciudad carioca y, Copacabana es, sin duda, el mejor ejemplo de esa idílica imagen que infiere.
Copacabana es una de las playas brasileñas más conocidas a nivel mundial, una enorme y alargada extensión de cuatro kilómetros de arena blanca a los pies de las aguas del Atlántico que no solo es un rincón ideal para el descanso, sino, además, un lugar lleno de vida, agitado, animado, perfecto…
Es una playa con dos caras, la del día, donde abundan las familias -locales y de turistas-, donde la gente se baña y toma el sol, hace gimnasia, juega al pádel, al volley o al futvolley… y la noche, donde esa animación que ya tiene de por sí se desata sobremanera con la música y la gente joven que llenan los restaurantes, bares y los pubs nocturnos situados junto a ella.
Un lugar que, puestos a tirar de estereotipos que son pura realidad, se vive mejor incluso con una caipirinha en la mano y donde puedes encontrar de todo… incluso a Spider-Man haciendo deporte…
Y no es extraña la fama de la playa de Copacabana, porque fueron muchos famosos de la época de los años 40 y 50 del siglo pasado, los que la elegían como el destino perfecto para sus escapadas estivales. Fue entonces cuando se convirtió en un lugar de encuentro de prestigiosas personalidades de numerosos ámbitos que, además de dar vida a sus elegantes hoteles, clubs y casinos (como el Copacabana Palace), hicieron de ella un punto de referencia en todo el mundo como destino de vacaciones.
Una playa con diferentes espacios
La enorme longitud de Copacabana hace que, esta, a su vez, sea en realidad varias playas en una sola. Y nos explicamos con esto… Resulta que, si se recorre sus cuatro kilómetros enteros, podremos ir encontrando en ella diferentes ambientes y diferentes tipos de gente, según las zonas, que pueden dividirse según los postos, es decir, los puestos desde los que hacen su trabajo los socorristas.
Así, por ejemplo, entre los postos 5 y 6, se encuentra la zona donde suelen acudir a bañarse y a jugar al fútbol los niños o donde descansan tranquilas las personas mayores provenientes de las favelas. Mientras, en la zona donde se encuentra el Copacabana Palace y hasta la Rua Fernando Mendes, coronada por la bandera multicolor, se encuentra la playa destinada al colectivo LGTBIQ+; y en la parte que ya tira hacia el Fuerte de Copacabana, se sitúa la zona de los pescadores, donde, incluso, se puede comprar pescado fresco a primera hora de la mañana.
Y para los que les de reparo el ir por el tema de la delincuencia -muy extendida lamentablemente en Brasil-, cabe destacar que Copacabana es una playa bastante segura (más durante el día que durante la noche). Y si cabe teniendo en cuenta que es punto de destino de numerosos turistas internacionales, aunque no está de más ser un poco precavido, sobre todo con los carteristas y los timadores de tres al cuarto, que siempre pueden estar por ahí acechando en busca de su oportunidad.
Entre el océano, la ciudad y las montañas
Copacabana es una playa espectacular, algo que, además, se acrecienta al ver todo lo que le rodea. Por un lado, el azul del océano y, por el otro, los grandes edificios que custodian su famoso paseo, conocido como la Orla de Copacabana, obra del arquitecto y paisajista brasileño Roberto Burle Marx.
Pero hay muchos más, porque, de fondo, se pueden ver también unos increíbles picos montañosos verdes gracias a su frondosa vegetación. Picos como la Pedra da Gávea, de 844 metros de altura y que forma parte del conocido Parque Nacional de la Tijuca, un lugar especial donde se puede descubrir la fauna y flora típicas de los cualquier paraíso tropical.
A Copacabana le custodian las montañas mientras desde lo alto le vigila el Fuerte situado en la cima del Morro de Leme, una construcción del siglo XVIII desde la que se vigilaba perfectamente la bahía de Guanabara y que hoy hace las veces de mirador para disfrutar desde las alturas de la famosísima playa, además de contar allí con el Museo Histórico del Ejército.
Sea como sea, Copacabana es un destino que no nos podemos perder si somos auténticos amantes del turismo de playa. Uno de los lugares más mitificados por ellos y para ellos que es lo que en realidad parece: un destino ideal de sol y playa, con muchos, muchísimos turistas con los que competir por nuestro trocito de arena y rodeado, además, de otros grandes atractivos que pueden hacer de nuestra experiencia allí algo mucho más completo.
ANTONIO SÁNCHEZ
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