Recordando ‘The Warriors’: guerra de bandas en los 80

Hay películas que envejecen estupendamente, e incluso que cada vez se las ve más frescas, como si fueran rejuveneciendo con los años a lo Benjamin Button. Y The Warriors -o Los amos de la noche, como la conocimos en España- es un buen ejemplo de ello. Una producción que se estrenó entre polémica y un escaso apoyo de la crítica que, con el paso del tiempo, se ha convertido en una película de culto.

La realidad que cuenta esta cinta dirigida por Walter Hill, es una realidad que existía en aquel año 1979, cuando se estrenó, y que sigue existiendo hoy en día. Porque The Warriors nos habla de jóvenes sin futuro, jóvenes de la calles que no tienen oportunidades y que, por ello, acaban metidos en bandas y en círculos de violencia como única forma de escapar de su realidad. ¿Os suena?

En el caso de la película de Hill, nos adentra en medio de una sociedad en decadencia, en un Nueva York donde la violencia se ha apoderado de todo y esas bandas son las dueñas absolutas de las calles, repartiéndose la ciudad a su antojo y entre conflictos permanentes.

Y para dar vida a todo aquello un elenco excepcional en el que destacan nombres como los de Michael Beck, James Remar, Terry Michos, Tom McKitterick, Thomas G. Waites, Roger Hill, David Patrick Kelly, Edward Sewer y Lynne Thigpen, entre otros.

Una historia de hoy inspirada en el ayer

Hill escribió el guion de esta película junto a David Shaber, un texto que se basa en la novela homónima que el escritor neoyorquino Sol Yurick escribió en 1965 y que adecuó al momento en que vivía inspirándose en la obra Anábasis, creada en el siglo IV a.C. por el historiador y guerrero griego Jenofonte, en la que contaba como un ejército de 10.000 soldados, tras intentar derrocar al rey, quedaba atrapado en territorio enemigo y tenía que buscar la manera de salir de allí camino de su hogar.

Y leyendo la sinopsis de Anábasis tenemos prácticamente escrita la de The Warriors. Y esta producción de la Paramount, los llamados ejércitos de la noche, más de 100.000 jóvenes violentos de distintas bandas diferenciadas por su trajes y los colores de estos, tratan de cazar a los Warriors, una de esas bandas, procedente de Coney Island, a la que acusan injustamente de haber acabado con la vida de uno de los líderes de una banda rival.

Así, juntos, todos los miembros de los Warriors deberán buscar el camino de vuelta a casa cruzando lo que para ellos será el lugar más hostil del mundo, las calles de Nueva York, un lugar donde impera la ley del más fuerte, donde no hay normas ni principios morales y donde intentarán sobrevivir perseguidos por su enemigos en una gigantesca batalla en la que la palabra lealtad adquiere todo el sentido del mundo.

La violencia engendra más violencia

Aunque The Warriors se ambientaba en un Nueva York distópico, alejado de la realidad de la gran ciudad de entonces, el tema de la bandas y su trasfondo no andaba tan lejos de ser real. Existían entonces, como siguen existiendo actualmente y funcionaban y funcionan igual que Hill reflejó en su película, aunque fuera de forma mucho más exagerada.

Y fueron las bandas de entonces las que se sintieron atraídos por una película a la que rodeó la polémica desde el primer momento en que se estrenó llevando al debate público si la violencia en el cine podía influir sobre el público. Si la violencia en la ficción podía engendrar más violencia en la vida real.

La respuesta se pudo escuchar en los informativos de aquellos días que rodearon al estreno, donde varias muertes se relacionaron directamente con la película. El 12 de febrero de 1979, un joven de 19 años fue asesinado a tiros tras discutir con otro en un cine al aire libre de Palm Springs (California) donde se proyectaba la película. Fue el mismo día en el que cuatro jóvenes fueron atacados por un grupos de 15 chavales en una cine de la ciudad de Oxnard (California). Dos de ellos fueron apuñalados y un tercero, asesinado.

Aquellos terribles sucesos llevaron incluso a la Paramount a modificar su campaña publicitaria cambiando el cartel original, donde aparecía la frase “Estos son los ejércitos de la noche. Ellos son 100.000. Superan a la policía en 5 a 1. Podrían gobernar la ciudad de Nueva York”, por otro con el fondo blanco y el logotipo de la banda callejera protagonista.

Y no solo eso, sino que, además, se ofrecieron a pagar a los cines que lo pidieran -de los 670 que la tenían en cartelera- el sobrecoste de contratar más seguridad para las proyecciones de la película en sus salas.

De éxito de taquilla a película de culto

Sin embargo, el resultado final de aquellos sucesos no supusieron la ruina de la película porque la gente dejara de ir a verla, sino todo lo contrario, ya que llamó aún más la atención de la gente, que acudió masivamente a verla con un resultado que lo dice todo: 22.490.039 de dólares recaudados en taquilla para un presupuesto de 4 millones. Un éxito absoluto.

En cuanto a la valoración de los expertos de entonces, llovieron las críticas negativas atacándola especialmente por su falta de realismo y lo forzado de sus diálogos. Pero la realidad es que, igual que el público se la quito en su momento, el tiempo les fue quitando la razón e incluso llevó a algunos expertos cinematográficos a reexaminar sus reseñas dándoles la vuelta 180 grados.

Hoy, en la página de Rotten Tomatoes, por ejemplo, cuenta con una valoración de 88% y, para muchos, es una auténtica película de culto, una gran metáfora de lo que podría ser el mundo en caso de caer en el caos y la anarquía, donde imperase la ley del más fuerte, y una crítica a una sociedad alejada de la igualdad social, donde los que no tienen oportunidades pueden acabar con todo, porque suelen ser la mayoría…

Una historia de violencia, controvertida, apasionante y que debe hacernos pensar sobre peligros reales que están ahí y contra los que debemos luchar juntos.

ANTONIO SÁNCHEZ