Samuel L. Jackson hace tiempo que demostró todo lo que tenía que demostrar en el mundo de la interpretación.
Pocos actores ofrecen la sensación que ofrece Samuel L. Jackson de haber tenido una carrera de éxito, haber ganado mucho dinero, haber hecho muchos amigos y, sobre todo, habérselo pasado de cine (nunca mejor dicho).
Obviamente, a estas alturas de la película (nunca mejor dicho), Samuel L. Jackson no siente que le deba nada a nadie y esto implica tener la libertad de decir lo que quiera de quien quiera. Y eso ha hecho.
El actor, que a finales de diciembre cumplirá 74 años (sí, 74 años), no ha tenido reparo en cargar contra la industria del cine, Hollywood y la deriva de un sector del que cada vez se ve más alejado.
Ha sido en una entrevista concedida a Los Angeles Times donde Samuel L. Jackson se ha soltado el pelo (perdón por la metáfora) y no ha dejado títere con cabeza, empezando por los siempre en entredicho premios Oscar y el momento en que perdió su única nominación a Oscar, a Actor Secundario por Pulp Fiction, en 1995.
“Hace mucho tiempo, cuando Martin Landau se llevó el Oscar y yo no, me dijeron que Martin había estado nominado muchas veces y que ya llegaría mi momento. ¿Perdona? No sabía que esto funcionaba así. Pensé que lo que genera el mayor impacto es la interpretación. Eso es lo que estamos celebrando, la mierda gigantesca que hay en Hollywood. Mejor actor, mejor actriz… ¡gilipolleces! Es un concurso de popularidad”, afirma.
Y razón no le falta. Martin Landau se llevó el Oscar por Ed Wood, y era su tercera nominación. Le pregunten a Glenn Close, quien lleva ocho nominaciones y no ha rascado estatuilla. ¿Cuándo será su momento? O, mejor aún, a Meryl Streep. La que para muchos es mejor actriz de la historia, acumula tres Oscar en 21 nominaciones. Gana uno cada siete ediciones. Sin embargo, Frances McDormand suma también tres Oscar en seis nominaciones. Uno cada dos nominaciones. ¿Cuál es mejor actriz de las dos? Estadísticamente, no hay duda. A nivel interpretativo, la cosa podría ser distinta.
Por suerte para Samuel L. Jackson, tiene asumido el funcionamiento de la industria y no parece llevarlo mal. Al menos, no tan mal como ver algunas nuevas estrellas, más preocupadas de sus redes sociales que de sus trabajos en cine o televisión.
“Los Oscar es la noche en la que Hollywood celebra al puto Hollywood. Eso que solíamos tener de jóvenes y al verlo te preguntabas qué dirías al recibir tu Oscar, resumía el glamour, la extravagancia y la mística de Hollywood. Parte de eso se ha ido. Ahora hay estrellas de cine que son influencers o gente que exhibe su vida, así que sabes más de ellos de lo que sabías antes. Aún así, los Oscar deberían celebrar las cosas geniales. Mantengo que debería haber un premio a la película más taquillera”, asegura. En tal caso, Marvel tendría ya unos cuantos en sus vitrinas.
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