El paisaje rural se ha convertido en escenario recurrente para relatos firmados por mujeres que exploran el territorio de lo femenino y sus asechanzas. Me refiero a magníficas películas como La inocencia de Lucía Alemany o Cerdita de Carlota Pereda y también, por supuesto, a la novela Un amor de Sara Mesa. Ahora hay que sumar Carcoma, un cuento de fantasmas o casa encantada que combina lo mágico con un sustrato realista, el olor a cebolla y humo con claroscuros góticos que llegan, fíjense, a Edgar Allan Poe.
Layla Martínez es la autora de esta fabulosa narración que aborda el modo en que la violencia contra las mujeres, en uno u otro contexto, resulta una realidad que se repite de generación en generación. Aunque sus personajes femeninos, los que Layla Martínez dibuja con precisa poesía, son mucho más que víctimas: se alzan en este texto como seres poderosos que pelean y, cuando pueden (y como pueden), sobreviven.
Una abuela, una hija, una nieta. Tres mujeres de distintas épocas encerradas en una casa de pueblo, de la vieja guerra civil a nuestros días, con estampas de santas y rituales y cámaras de televisión a la caza morbosa de los detalles de un crimen. Mujeres pertenecientes a la antigua estirpe de aquellas a quien la sociedad llamó brujas.
Pero Carcoma es también una historia de lucha de clases, sobre la persistencia de formas de opresión por parte de los poderosos, que no dejan de serlo y vencen una y otra vez hasta que, de pronto, llega la venganza y el terror.
En apenas 138 páginas logra Layla Martínez atraparnos y no hay manera de abandonar este magnético libro que (¡aleluya!) ha sido nominado al National Book Award para convertirse en pieza literaria de culto que lectoras y lectores se recomiendan fervorosamente.
Es Carcoma una lectura que, a veces, duele pero también profundamente gozosa porque no hay mayor placer que descubrir un texto de hondura y alcance, más allá del desierto de los tártaros que se avizora en las listas de best-sellers.
No todo está perdido, hay escritoras como Layla Martínez que nos ofrecen literatura verdadera, de esa que transita por caminos nuevos trazados sobre la guía de vigentes narrativas de antaño.
Una novela de terror pero no solamente. Una historia de la España profunda aunque, más allá de ciertos detalles costumbristas, podría desarrollarse en casi cualquier punto del planeta.
“Cuando una está sola y es pobre no puede permitirse aprender la lección dos veces” escribe Layla Martínez.
La pobreza y la violencia como elementos definitorios de un sistema inmutable en sus estructuras profundas. Carcoma puede leerse, claro, como un cuento terrorífico pero hay mucho más dentro de esta novela.
El talento como escritora de Layla Martínez está fuera de toda duda. Aguardamos impacientes su próxima obra.
DANIEL SERRANO