Hasta nueva orden (legislativa) no se pena con delito de cárcel la mala vida consistente en meterse rayas, trasegar cubalibres en Ramsés y trasnochar con amigotes. Tampoco, aunque la práctica pueda parecernos deleznable, resulta delictivo en España pagar servicios de prostitución. Y, sin embargo, esa parte del denominado caso Mediador es la que más han detallado los medios de comunicación. Y si ya, como hizo Ayuso, podemos unir los nombres de Tito Berni y Pedro Sánchez, miel sobre hojuelas.
El aquelarre mediático se convierte en orgía televisiva coregrafiada lo mismo en Espejo Público que en El programa de Ana Rosa o Al rojo vivo. Falta que se pronuncie al respecto el reputado analista Pablo Motos. Todo se andará.
Pero, la verdad, cuando se lee la letra pequeña de lo publicado al respecto de esta presunta corruptela, la trama se halla más cerca de Los bingueros que de American Hustle con Christian Bale gloriosamente gordo.
Claro que existe una razón por la que este caso de picaresca cutre toma vuelo en las televisiones: Antonio Navarro Taroconte, alias El Mediador, un locuaz arrepentido que es toda una máquina de disparar insinuaciones que lo mismo merodean “dos ministerios” que la vida sexual de un general de la Benemérita.
El señor Antonio Navarro Taroconte habla por los codos y a la tertulianía o periodistas de sucesos les encanta. Alguien se indigna en el plató del programa En boca de todos porque Tito Berni, ex diputado el PSOE, iba a las juergas en coche oficial y otro contertulio le recuerda que los diputados no tienen coche oficial. Vaya. Ana Rosa Quintana subraya que todo lo que dice ese Mediador con ínfulas de arrepentido “está en el sumario”, lo cual parece que confiere a lo declarado una veracidad suplementaria. Pero no. Si uno de los interrogados por el juez sostiene que la tierra es plana dicha afirmación se incorpora al sumario sin que ello la convierta en cierta. Mientras todas estas cosas se dicen, en pantalla aparece el rostro de Pedro Sánchez, que es de lo que se trata.
Incluso en la emisora progresista por antonomasia el caso Mediador se aborda, a veces, como si fuera la COPE o Radio María: se informa de que uno de los implicados mantuvo relaciones sexuales “con un travesti” (¿y a mí qué me importa?) y Eduardo Madina sostiene que no es compatible ser diputado del PSOE e irse de putas por aquello del abolicionismo. Y un gintónic fuera de hora también puede resultar sospechoso.
El debate sobre la abolición de la prostitución mejor hacerlo en su lugar y momento correspondientes. Porque de lo que aquí estamos hablando es de cómo la confabulación de tres jetas para sacar cuatro perras a agricultores y pequeños empresarios (a los que se impresionaba llevándoles al Congreso y de cuchipanda por la noche madrileña) se ha convertido para cierta prensa en poco menos que el Watergate.
Claro que hablamos de un país donde con una cinta de la Orquesta Mondragón alguien montó una teoría conspiranoica atribuyendo a ETA los atentados del 11-M.
A lo que vamos: esta trama es una vulgar estafilla de carácter provincial por mucho que Feijóo logre sacar adelante una comisión de investigación en el Congreso.
Y Pedro Sánchez no fue al Ramsés a cenar, aunque al quesero de Fuerteventura le prometieran que estrecharía la mano al mismísimo presidente.
DANIEL SERRANO
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