Una actriz que saltó a la popularidad siendo casi niña, en aquella Aida que también descubrió al mundo el talento de Carmen Machi, y cuyo misterio crece a medida que su carrera avanza. La comedianta de antaño es ahora mucho más, y así lo demostró con su brillante papel en Las chicas del cable, interpretando a un hombre transexual que, antes de transicionar, supervisaba el departamento de telefonistas de la empresa española en los años 20.
Pero la actriz vuelve a explotar su vis cómica en su nueva película, Un mal día lo tiene cualquiera, y lo hace de la mano de Eva Hache, en su debut como directora. Detrás del filme está Atresmedia Cine y Pokeepsie Films, la productora de Álex de la Iglesia y Carolina Bang.
En conversaciones con Europa Press, Hache ha contado cuáles han sido sus referentes para adentrarse en el mundo de la dirección: “Tenía en mente a Scorsese y su Jo, ¡qué noche!, pero también he pensado mucho en Tarantino porque al final hay mucha acción en la película y mucha velocidad”, aseguró.
Cuando todo se tuerce…
Esta comedia que gira en torno a Sonia, una controladora de manual incapaz de improvisar, que ha conseguido independizarse del todo antes de los cuarenta. Recién instalada, con su gato, en un pequeño estudio interior, con gotelé, sin calefacción y bastante ruidoso, Sonia lleva cinco años prácticamente aislada del mundo intentando terminar su tesis doctoral.
Convertirse en doctora significaría dejar de ser profesora ayudante, y optar a una plaza de titular con sueldo fijo, y quién sabe si decir adiós a su triste vida de precaria.
El problema comienza cuando la noche a anterior al gran día de presentar su tesis, Sonia se topa con María, una amiga que le propone tomar unas cañas para hablar de su ruptura sentimental y, bueno, al final, por más que ella sea una mujer ordenada y responsable, con una incapacidad absoluta para saltarse las normas, Sonia se lía.
La trayectoria de Ana Polvorosa
Antes de interpretar a la Lore en Aída, Ana Polvorosa ya tenía una larga trayectoria profesional, sobre todo en televisión. En el cine había participado en la película Escuela de seducción, pero fueron las series lo que la curtieron como actriz.
Con sólo 13 años comenzó a trabajar en la serie Raquel busca su sitio, junto a Leonor Watling, Nancho Novo y Cayetana Guillén Cuervo; y dos años más tarde coincidió con Emilio Aragón en Javier ya no vive solo.
Tras conseguir el reconocimiento de público y crítica con Aída, Ana Polvorosa continuó participando en series como Amar es para siempre o el éxito de Netflix Las chicas del cable, pero lo que le dio la comedia de Telecinco fue el acceso a papeles en el cine.
Así, ha participado en películas como Mentiras y gordas, Mi gran noche, Pieles o La piedad (estas dos últimas de su compañero y amigo Eduardo Casanova). Y recientemente se ha vuelto a arriesgar con el drama con Una vida no tan simple, donde se adentran en los problemas de la paternidad.