En la imagen superior podemos ver a una Beyoncé en su versión de 2003, cuando logró uno de sus más explosivos éxitos globales: Crazy in love. Fue la canción de un año que (admitámoslo) no brilló especialmente en lo que a obras maestras musicales se refiere. Queda esa pieza de baile de Beyoncé y, claro, su videoclip.
Añadamos como relevante creación musical de hace 20 años un clásico adaptable para cánticos de cancha de fútbol, animación política o festival: Seven Nation Army de White Stripes. Himno inmortal.
A partir de ahí, un poco de todo se escuchaba en 2003 pero sin ninguna epifanía que nos revelase una nueva época musical. Si miramos la lista de Los 40 principales hallamos unos números uno de o más mustios. De artistas en español los hits van del Morenita de UPA Dance a Color esperanza de Diego Torres pasando por Bonito de Jarabe de Palo, La madre de José de El Canto del Loco, No te escaparás de Hombres G, ¡Ojú! de Las Niñas o Devuélveme la vida de Antonio Orozco y Malú. Mención aparte es el éxito de la primera edición de OT que se traduce en éxitos como Dime de Beth, Que corra el aire de Manuel Carrasco, En tu cruz me clavaste de Chenoa o La esencia de tu voz de Rosa López. La canción colectiva triunfita titulada La fuerza de la vida (La razón para luchar) también es número 1 de 2003.
Súmese a esto el gran momento de Fran Perea como cantante con 1 + 1 son 7, sintonía de Los Serrano.
Ah, perdón, y nos olvidábamos de Alejandro Sanz y su No es lo mismo, canción que tuvo tal éxito que fue utilizada en un discurso de campaña por Rafael Simancas, candidato madrileño del PSOE que se quedó compuesto y sin presidencia autonómica por obra y gracia del famoso tamayazo.
¿Y en el territorio de música extranjera" layout="responsive" width="560" height="315">
Tuvo gran aceptación también en aquel 2003 la gente de Evanescence con su Bring me to life.
Por su parte, Jennifer López sacaba Jenny from the block y sostenía su estrellato.
Siempre quedaba R.E.M. para aliviar la grisura de aquellos días aunque su hit de 2003, Bad Days tampoco es que sea Loosing my religion.
Y poco más que contar o que cantar.
Hace 20 años la creatividad artística mundial (si de música hablamos) se puso en pause y fue un año de melodías tontorronas, a no ser que nos hayamos olvidado de algún que otro temazo, cosa posible porque la infalibilidad no se cuenta entre nuestras virtudes todavía.
Y, para colmo, Vicentico pasó de la furia de Los Fabulosos Cadillacs al bolerismo con Algo contigo.
Cualquier tiempo pasado no fue mejor. O tal vez sí. Va en gustos.
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