Se titulaba Poirot en Egipto pero el éxito de su adaptación cinematográfica, con Peter Ustinov en el papel del soberbio (en ambas acepciones) detective, convirtió esta novela definitivamente en el clásico Muerte en el Nilo. Sea como sea, hablamos de un estupendo divertimento literario para cualquier verano. Entre otras cosas porque nos recuerda a cuando éramos niños y devorábamos la colección Biblioteca de Oro de Agatha Christie igual que los mortadelos, los DDT y los chicles Cheiw o Bazooka, según.
Las intrigas viajeras de Poirot nos gustaban aunque también resultaban estimulantes sus peripecias domésticas, que contienen un excelente retrato de costumbres de la sociedad británica más rancia.
Agatha Christie era la reina de la novela/acertijo pero, en realidad, ¿qué recordamos de sus misterios novelados? Lo que nos seducía (lo que nos seduce) es su modo de narrar, la construcción de los personajes, la atmósfera que logra dibujar. Todo eso hace que el lector disfrute. Lo de menos es quién mató al aristócrata de turno.
Siempre se ha tenido a Agatha Christie como una autora (muy) menor pero cualquiera que lea novela policiaca actual podrá comprobar que muchos best-sellers son ínfimos garabatos en comparación con las perfectas maquinarias con crimen por resolver que componía la gran dama del misterio.
En cuanto a Muerte en el Nilo, ¿qué decir? Que es una variación de Asesinato en el Orient Express con pirámides en lontananza, trajes blancos de lino y salacot.
A Agatha Christie, por cierto, le fascinaban los países árabes del norte de África. Viajó mucho por allí aunque para perderse eligió las islas Canarias, a donde acudió con su hija en 1927 y pasó una temporada de reposo entre Tenerife y Las Palmas.
Las decenas de títulos (en torno a 60) que Agatha Christie firmó como novelas policiacas tuvieron un inmenso éxito de ventas, y la que más se vendió fue Diez negritos.
Pero Poirot es el personaje fundamental de su literatura. Tan inteligente como incapacitado en lo social, arrogante y, en algunos aspecto, totalmente estúpido. Maniático genial sin ese elemento de fuerza física que incluían personajes como Sherlock Holmes.
Navegar por el Nilo con Poirot es un regreso a una infancia de fantasías criminales y tebeos de El hombre enmascarado.
O, simplemente, puede suponer el descubrimiento de un universo nuevo.
El fabuloso mundo de Agatha Christie.
Antes había novelas de Agatha Christie en todas las casas españolas y, supongo, de medio mundo. Ahora no sé yo.
Muerte en en Nilo es un viaje a ese Egipto inventado que también sale en las aventuras de Indiana Jones. Ese decorado de película antigua resulta también muy evocador. Con un punto kitsch. Con Poirot asomándose por la borda. Escuchando confidencias. Poirot siempre escuchaba oportunas confidencias que luego le servían para resolver un asesinato.
Volver a Agatha Christie puede amenizarnos el verano. Reivindiquemos a una autora de inmenso talento. Y busquemos en sus novelas, más allá del acertijo, todo lo que de literatura contienen.
DANIEL SERRANO
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