Para leer en la piscina/ El regreso de ABBA

Para leer en la piscina/ El regreso de ABBA

La costa catalana tiene en Cadaqués un rincón para literatos, burgueses bohemios y gente que acude a tirar piedras al mar en sus rocosas calas. Dalí veraneaba allí, mirando amanecer. Kirk Douglas y Yul Brynner rodaron El faro del fin del mundo en sus acantilados. Lo cierto es que Cadaqués posee una belleza fascinante, con el blanco de sus fachadas asomándose a una plácida bahía y el viento volcánico alrededor. Josep Pla escribió un libro titulado Cadaqués para explicar ese enigma salvaje que contiene esta localidad lejanísima que, sin embargo, atrae a tantos viajeros.

Y luego Marc Ros (sin ser Pla ni falta que hace) escribió El regreso de ABBA (publicada en la editorial SUMA), novela que también es un disco porque Marc Ros es cantante y compositor de Sidonie.

Otro libro de Cadaqués y su verano es También esto pasará de Milena Busquets, pero no tiene disco y en eso Marc Ros gana.

¿Por qué es El regreso de ABBA conveniente para leer en la piscina o remojando los pies en un barreño de agua con bicarbonato?

Pues muy fácil: porque nos permite viajar a un Cadaqués inventado (pero real) donde no hace calor ni sobran turistas.

Esta es la historia de ABBA, cantante y compositora de éxito, y de su triángulo creativo-sentimental con un periodista y otro músico indie. Todos ellos recalan en Cadaqués para poner en marcha un proyecto y se bañan en las aguas turquesas y el mundo gira.

¿Una novela de un ídolo del indie?

Pues sí.

Si escriben ficción todos los presentadores de la tele y los periodistas de sucesos, ¿por qué no va a poder escribir literatura una estrella del rock?

Además, los Sidonie aprovecharon el trabajo creativo del libro para hacerse un LP bastante interesante.

Lo cierto es que El regreso de ABBA es una novela ligera, entretenida, muy veraniega. Un reflejo del sol estival en el agua marina de los veranos pijos que disfruta la burguesía catalana. La misma que hace (o hacía) indie. Alizzz es de Castefa y sus veranos, seguramente, son otra cosa. No entremos en esas disquisiciones sociales. Disfrutemos de una ficción que tiene su aquel, con tópicos sobre la fama y el éxito pero también la fresca brisa de las noches escuchando romper las olas en los guijarros de la playa.

Está todo el azul del Mediterráneo en El regreso de ABBA, igual que las menorquinas, el humo del cigarrillo, la ginebra en el café de La Habana, la siesta silenciosa que sume en sopor Cadaqués, idas y venidas, como si jamás fuésemos a dejar de ser jóvenes. Aunque los protagonistas de esta novela quizá avistan el final de su juventud. Pero siempre, antes, hay un verano. El último verano de nuestra juventud, que escribiera el poeta y titulase luego Jorge Javier Vázquez una de sus autoficciones de presentador famoso.

El sonido de las chicharras cuando todo calla. Ese silencio que perseguimos (quizá infructuosamente en este tiempo de multitudes), esa somnolencia feliz de la infancia, ajenos a todo miedo, corriendo por la calle, sudorosos.

Cadaqués es una península mágica y El regreso de ABBA nos permite disfrutar de su cielo y soñar con ser estrellas del indie veraneando en la Costa Brava.

DANIEL SERRANO

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