La recordarán ustedes como la estrella fulgurante que fue en los años 90 con películas como Tierra, Hola, ¿estás sola? o Kilómetro 0. Su rotundo carisma, su autenticidad y su punto indie la convirtió en icono generacional inmediato.
Salía en todos los suplementos, en las revistas de tendencias, en la tele… Y su voz rasgada musitaba palabras cargadas de sensualidad para Julio Medem, que en la mencionada Tierra la convirtió en toda una superstar.
Pero ¿a dónde fue a parar aquella chica tan tremendamente talentosa? De repente desapareció y no supimos nada de ella. ¿Qué pasó?
Sucedió la vida. Sólo eso. Silke se marchó a Ibiza para huir del mundanal ruido y allí se reinventó como artesana al más puro estilo hippy-ibicenco. Tuvo una hija en 2008. Está casada. Es feliz. Que sepamos.
Eso es lo que Silke ha contado cada vez que se le ha preguntado al respecto. Que quiso largarse y dejar de ser la musa alternativa que tantos adoraban.
Adiós a todo eso
La cuestión es que, según ha relatado la propia Silke, tanto estrellato acabó agobiándola. Era para todo el mundo una cara conocida, la chica del exitazo de la temporada, la joven en la que se veían reflejadas tantas jóvenes, la que lo dejaba todo y se largaba con una amiga en la peli de Iciar Bollaín Hola, ¿estás sola?
Así que Silke lo dejó todo y se marchó por esos mundos de Dios, viajó a la India (que ya conocía bien), recaló en Ibiza y siguió haciendo películas pero muy a su aire. Lo cual supuso, al final, retirarse de la primera línea del cine.
Tampoco es que le dieran siempre las películas adecuadas. Todavía recuerda el respetable con horror aquella cosa titulada Tuno negro, peli de terror ambientada en los ambientes universitarios de Salamanca que más que miedo daba risa (y que incluímos en -por supuestísimo- en nuestra lista de películas españolas que de tan malas son buenas).
En todo caso, Silke vive a día de hoy en Ibiza, tiene su marca de artesanía que se llama By Silke y todavía guarda en el cajón algunos proyectos cinematográficos interesantes.
Y se desnuda si es preciso pero no por exigencias del guión sino por defener el medio ambiente de la isla y contra las prospecciones petrolíferas.
Un bonito gesto a favor de la ecología porque Silke no se apea de sus convicciones y es como es. Ni jamás transigió con componendas para domesticar su imagen cuando era celebérrimo astro del cine ni lo hace ahora que es artesana ibicenca.
Yo quiero ser una chica Almodóvar
¿Y qué proyectos cinematográficos está sospesando Silke? Secreto secretísimo. Como suele suceder en el mundo de la farándula.
Eso sí, bromeó Silke hace poco en una entrevista para La Otra Crónica de El Mundo con que si Pedro Almodóvar la reclama, ella lo deja todo. No falla. Almodóvar es el mejor reclamo para actores y actrices de todo el planeta. Es como Woody Allen, si te llama, tu vas. Incondicionalmente.
Silke ha cambiado de vida. Es decir, que ha hecho lo que tantos oficinistas, banqueros y notarios sueñan con hacer. Irse de viaje a la India, vender collares bonitos en Ibiza, bañarse en el mar, cuidar de su niña… Vivir de verdad.
Fotos: Gtres
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