Resulta un tópico biográfico reiterado el aludir a una presunta película porno de la que Sylvester Stallone fue protagonista en su juventud. El propio actor ha contribuido al equívoco confesando que aceptó la propuesta de rodar tal subproducto porque llevaba varios días durmiendo en un banco en la calle y asumiendo que su sueño de triunfar en Hollywood iba a no cumplirse.
O sea que sí, hubo una película inconfesable en la filmografía de juventud de Sylvester Stallone pero ¿pornográfica?
Pues no exactamente.
En realidad, se trata de una cinta erótica que, a decir de la crítica, resultó y resulta infumable y donde lo más que se ve son algunos desnudos parciales y tocamientos sin mayores consecuencias.
El título original era The Party at Kitty and Stud’s, se estrenó en 1970 y pasó sin pena ni gloria pero cuando llegó el éxito de Rocky volvió a reestrenarse con el título de Italian Stallion (El semental italiano) para aprovechar el tirón.
Sylvester Stallone cobró 200 dólares por su trabajo en la película y pasados los años alguien quiso venderle los derechos de la cinta para retirarla de la circulación. Sylvester Stallone no hizo el menor caso y comentó que aquella basura no valía “ni dos dólares” y por ahí sigue circulando con reediciones en DVD acá y allá.
Se hizo, incluso, una versión en la que se insertaron escenas hardcore que interpretó, por supuesto, otro actor que no era Sylvester Stallone. Versión pornográfica al 100% que no es sino una manipulación del original.
En 2010 los derechos y una copia en 35 mmm de la película fueron vendidos por e-Bay por 270.000 dólares.
Los años de esta películita erótica fueron los años difíciles de Sylvester Stallone, que en 1971 aparecía en Bananas de Woody Allen en un microscópico papel sin texto.
Casi nadie creyó en el talento de este musculado mozalbete italoamericano empeñado en ser actor sin grandes capacidades para ello. Pero llegó Rocky, en la que Stallone puso hasta su último céntimo y escribió el guión y cruzó los dedos y (ale hop) llegó la fama y el champán.
Y fue entonces cuando volvió a la vida la película erótica que había rodado por 200 dólares en sus peores días.
Y ahí ha quedado, como parte de la leyenda urbana de Sly, un tipo al que amas u odias o ambas cosas a la vez, confesémoslo.
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