Cuatro conciertos en Francia (tres en París y uno en Lyon) en la gira mundial ‘The Eras Tour’ con la que Taylor Swift está exhibiendo su inmensa fuerza de estrella global. Hablamos de la artista pop más importante del momento, capaz de superar a The Beatles en cuanto a ventas y números 1, con capacidad para vender ¡2’5 millones de discos! (cuando ya no se venden discos) de su última creación, The Tortured Poets Department.
¿Qué tiene Taylor Swift?
Estamos ante un verdadero fenómeno de masas como no se ha conocido en mucho tiempo (por eso su influencia preocupa a Trump y su caverna, atentos a si la artista se pronuncia y recomienda el voto de cara a las próximas presidenciales -y lo previsible es que lo hiciera apoyando al Partido Demócrata-).
Contaba The New York Times, que Taylor Swift, con sus reediciones de sus álbumes (que ha tenido que volver a grabar para recuperar los derechos que perdió cuando fueron vendidos sin su autorización) y sus lanzamientos nuevos ha relanzando ella sola el mercado del vinilo.
Atención a este párrafo de un artículo de The New York Times: “En 2006, sólo se vendieron unos 900.000 LP (en vinilo) en Estados Unidos. Al adoptar ese formato (de vinilo) y lanzar ediciones coleccionables, Swift casi igualó esa suma en una sola semana. En 2023, según Billboard, movió 3,5 millones de discos de vinilo, aproximadamente uno de cada 15 LP vendidos en Estados Unidos”.
Pero, músicalmente, ¿de verdad es tan increíblemente buena esta estadounidense que empezó en el country y ha acabado revolucionando la industria del pop?
La crítica aplaude sus creaciones y, desde luego, hay que admitir que es prolífica como pocas artistas. Y que exhibe en sus canciones sus amores y desamores sin pudor alguno, haciendo de su obra una suerte de autobiografía sentimental.
Y luego están sus conciertos, con la perfecta maquinaria de la industria del espectáculo en este siglo XXI. Ahí está el negocio. Taylor Swift, incluso, exhibió en cines sus actuaciiones y arrasó en la taquilla estadounidense.
Todo lo que toca lo convierte en oro.
Larga vida a Taylor Swift.
Y ojalá anime a votar contra Trump.
DANIEL SERRANO