Ya han pasado diez meses desde que la prestigiosa fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz se reuniera con los Reyes para fotografiar sendos retratos con motivo del décimo aniversario de su coronación. Diez meses en los que la premiada con el Princesa de Asturias ha estado retocando minuciosamente las imágenes que hoy ven la luz.
La exposición La tiranía de Cronos, que estará disponible hasta el próximo mes de marzo en el Banco de España, ha sido el escenario escogido para la presentación en sociedad de estos curiosos retratos para los que Leibovitz se inspiró en Velázquez. Tras esta exposición, las fotografías se sumarán a la galería real de retratos oficiales del Banco de España que se inauguró, a finales del siglo XVIII, con la pintura que Goya realizó del rey Carlos III.
Si los observas de lejos, estas obras pueden parecer pinturas, como si los Reyes hubieran posado en un sobreornamentado palacio veneciano. Pero de cerca se puede apreciar que se trata de una dependencia del Palacio Real, donde el pasado 7 de febrero, Annie Leibovitz estuvo nada menos que seis horas disparando flashes a Don Felipe y Doña Letizia. De esas cientos de imágenes sólo dos se han salvado de la quema.
Un militar y una artista de Hollywood
Como se puede ver en la imagen, el Rey luce el uniforme de gala del Ejército de Tierra. Sobre la guerrera luce el fajín de seda de color rojo de Capitán General, varias condecoraciones, y cruzada sobre el pecho la banda de la Gran Cruz de la Orden de Carlos III, la misma indumentaria que lució el día de su boda y en su proclamación como rey. Además, aunque ambos monarcas cuenten con un retrato cada uno enmarcados de manera individual, la foto es sólo una. Si te fijas bien, está dividida en un díptico pero se puede apreciar el detalle en la butaca cortada en la imagen.
La Reina posa en otro ángulo de la Saleta, con el pelo ondulado y luciendo un collar y unos pendientes que pertenecieron a la reina Victoria Eugenia. Pero sin duda lo que más llama la atención es su vestido firmado por Cristóbal Balenciaga, que pertenece a los fondos de la Colección Textil Antoni de Montpalau. El abrigo de color rojo que Letizia luce a modo de capa fue llevado en su día, por Carme Ferrer-Cajigal, condesa de Torroella de Montgrí y marquesa de Robert, quien lo encargó a Balenciaga en 1962 para lucirlo en la boda de los príncipes Juan Carlos y Sofía.
Un trabajo con libertad (y bien pagado)
“Annie Leibovitz trabajó con plena libertad“, ha asegurado Yolanda Romero, comisaria de La tiranía de Cronos. Así, aunque fue doña Letizia quien eligió su indumentaria y posó con varias joyas, la fotógrafa decidió “romper el protocolo y despojó” a la reina de la diadema. Además, si bien la Reina no se cambió de vestido en ningún momento, Felipe VI fue un poco más coqueto y llevó tres tipos de ropa distinta: el uniforme, un chaqué y un frac.
Estos retratos no oficiales han sido encargados por el Banco de España, que firmó un contrato con Annie Leibovitz por el que recibió 137.000 euros por los retratos de los Reyes, más 79.000 euros por el del anterior gobernador Pablo Hernández de Cos, que fue presentado al mismo tiempo que el de los Monarcas.
Una fotógrafa mítica
No es la primera vez que Annie Leibovitz retrata a reyes. En 2007 y 2016 fotografió a la Reina Isabel II, la primera en el palacio de Buckingham y la segunda en el castillo de Windsor, junto a sus nietos, bisnietos, su marido, la princesa Ana e incluso sus perros corgis.
La política también ha sido uno de los objetivos de su flash, fotografiando a Richard Nixon abandonando la Casa Blanca por última vez, a la familia Obama, a Hillary Clinton o al expresidente soviético Mijaíl Gorbachov.
Y seguro que te suenan alguna de sus fotografías míticas, como la de John Lennon y Yoko Ono abrazados de espaldas en la cama, la de Demi Moore embarazada y desnuda o la de Mick Jagger en albornoz en un ascensor.