Sí, ha sido el año de la mayor batalla televisiva que vieron los tiempos contemporáneos. El Hormiguero vs La Revuelta. ¿Quién ha resultado vencedor en este duelo al sol en prime time? Aquí lo tenemos claro: Broncano y los suyos son los ganadores absolutos. Por talento, capacidad de renovación de los códigos televisivos, espontaneidad y buen rollo. El Hormiguero huele agrio (ya lo sentimos). Jamás debió Pablo Motos erigirse en telepredicador político. En el pecado lleva la penitencia y algún día gana pero por poco y muchas noches es Broncano quien lidera. Y ganar frente a una berrea no tiene demasiado mérito.
Vamos allá con lo que, en la televisión generalista, ha sido de lo mejor o de lo peor en 2024.
Arrancamos
De lo mejor / La Revuelta (por supuestísimo)
Nadie es perfecto ni tampoco La Revuelta. De hecho, hay veces que el programa avanza a trompicones, se embrolla, como si la improvisación no saliera del todo, y algunas entrevistas resultan fallidas y todo lo que quiera usted. Pero ese riesgo de tropezar es el precio de la estimulante ausencia de cálculo de Broncano y su gente, tan generosos como para darle el protagonismo a un tipo del público que pasa por allí o conversar con un amigo cómico al que han llevado a plató porque sí, sin percha alguna. Surge Detective Murciano y se ilumina de ternura y risas el televisor y el resumen principial consiste en que en La Revuelta pueden suceder cosas inesperadas. Eso es la clave en la televisión generalista. Que sucedan cosas sin fingimiento.
De lo peor / El Hormiguero (y su acritud)
Broncano hizo público lo que en el mundillo se comentaba en voz baja: que Pablo Motos es un plasta insaciable capaz lo mismo de llamar por teléfono a un colega cómico para que retire un chiste sobre él de un monólogo que de presionar fortísimamente para que sus invitados no acudan a programas rivales. Broncano lo dijo y Pablo Motos en vez de responder si sí o no, acusó a RTVE de levantar una cortina de humo para tapar no sé qué vergüenzas del Gobierno. Lo peor que le puede pasar a un programa que pretende divertir es que acabe exhibiendo acritud y mal rollo. Eso le sucede a El Hormiguero y lo más alucinante es que nadie en el entorno de Pablo Motos quiera señalar al jefe el grandísimo error que supuso convertir un espacio familiar en tertulia facha con Juan del Val llevando la voz cantante. Aún así, El Hormiguero sigue haciendo grandes audiencias. Pero eso no lo es todo en la vida, amigo.
De lo mejor / La vuelta de Noticias Cuatro
Paolo Vasile se cepilló los informativos de Cuatro y este 2024 resucitaron y, la verdad, es que muy bien. Resultan ágiles y son diferentes al del resto de cadenas, con intervenciones de periodistas en plató aportando claves de la actualidad. Las audiencias, poco a poco, van creciendo así que enhorabuena.
De lo peor/ Que Latre (con toda su buena intención) cayese tan pronto
A ver, las cosas como son: Babylon Show era un programa malísimo. Anticuado, con chistes de ínfimo nivel humorístico, escenografía fuera de lugar. Pero cuando, apenas dos semanas después de su estreno, cayó de la parrilla, Carlos Latre nos dio pena. O sea, entiéndase, nos pareció injusto el escarnio público. La gente se cebó con él (sobre todo en las malditas redes sociales) y no, qué caramba, se merece un respeto. Hizo lo que pudo y se despidió con un número musical que daba la vuelta y emocionaba por rudimentario y tontorrón. Lo de ensañarse con quien cae nos gusta cada vez menos. Babylon Show fue, simplemente, un síntoma más de la desorientación de una cadena, Telecinco, que está en fase de reinvención. Siguen funcionando los realities y a buen seguro que, en cualquier momento, en Fuencarral encontrarán su camino y recuperarán el brillo de antaño. La vida tras Paolo Vasile. Ya se sabe.
De lo mejor / Risto y su circo
Al César lo que es del César y admitamos que (nos guste o no) Risto Mejide ha acertado con el tono y las abruptas formas de Todos el mentira, tertulia de griterío que recientemente ha incorporado a Irene Montero. En ese totum revolutum que es el programa cabe alguna reflexión apresurada merecedora de aplauso y un buen montón de opiniones realizadas con brocha gorda y grandes aspavientos. Recomendación: alargar Todos el mentira hasta la hora del informativo de Cuatro (como hizo Vasile en su momento con Sálvame en Telecinco) para mejorar la audiencia de toda la franja. Todo es mentira va muy bien de audiencia así que podría funcionar como euforizante de ese segmento de la parrilla.
De lo peor / Iker Jiménez en Valencia
Otro ejemplo de cómo la politización puede resultar lesiva. Aquí disfrutábamos de Iker Jiménez cuando Cuatro Milenio era un programa de ovnis, fantasmas y las caras de Bélmez. Pero llegó la pandemia e Iker se lanzó a la conspiranoia. Para colmo, las malas compañías: que si un militar prorruso, que si un empresario facha con afanes de influencer, que si otro agitador en redes (también prorruso -¡caramba!-)… Y así llegamos a la catástrofe de Valencia y lo del parking con cadáveres sumergidos y otras presuntas noticias que, en realidad, eran bulos. No te creas que Iker Jiménez ha recapacitado sobre el asunto. En una entrevista a Carlos Herrera se marcó una confusa disertación en la que podía entenderse que los muertos sumergidos del aparcamiento de Bonaire quizá fueron sustraídos para dejarle en mal lugar. Cómo están las cabezas.
De lo mejor / Ni que fuéramos Shhhh
Para quienes no pueden vivir sin Sálvame queda este espacio de resistencia en Ten. Un ejemplo de cómo pelear contra las injusticias del universo. Fueron fulminados pero renacen de sus cenizas y tienen una audiencia minoritaria pero nada desdeñable. Grandes iconos de la televisión que (seguro) retornarán con proyectos de mayor envergadura.