Isabel Preysler es la reina de corazones. Una fémina de las que derrochan glamour allá donde esté y que, día sí y día también, convierte en oro todo lo que hace. Procedente de una familia acomodada de Filipinas, el padre de Isabel Preysler, era un antiguo delegado del Banco Español de Crédito en Manila y gerente de las Líneas Aéreas filipinas. Su madre era dueña de una agencia inmobiliaria. El apellido Preysler proviene ni más ni menos de una rama de nobles españoles descendientes de Carlos V de los cuales unos cuantos se trasladaron a Filipinas (vamos entendiendo de dónde viene esa clase innata).
Sin embargo, aunque su infancia la pasó en Filipinas, fue llegada su adolescencia cuando, sus padres, decidían trasladarse a España. Aquí Isabel Preysler vivió con sus tíos Tessy y Miguel y a partir de ahí nacía el mito Preysler.
De Julio Iglesias a Miguel Boyer: los hombres de Isabel
Y llegaron las grandes fiestas, los días de elegancia y glamour y sus primeras relaciones sentimentales. Hablamos de una joven Isabel Preysler, una auténtica chica de bien de la época que, desde sus primeros años, demostró que estaba llamada a no ser una más entre el resto de las féminas. En una de estas fiestas, Isabel conoció al que sería uno de los hombres más importantes de su vida.
Un hombre con nombre propio: nada más y nada menos que el cantante Julio Iglesias. Rápidamente surgió el flechazo y comenzaron una relación de las que acaparan mil y una portadas. Isabel dejaba sus estudios de secretariado internacional y pronto se comprometía con el cantante
La boda entre Isabel Preysler y Julio Iglesias tenía lugar el 29 de enero del año 1971 en Illescas (Toledo). El matrimonio tuvo tres hijos fruto de su unión: Chábeli, Julio José y Enrique Iglesias. El amor se rompe a los siete años de estar casados y la pareja se separa definitivamente en el 1978.
Pero dos años más tarde Isabel se volvió a enamorar y lo hizo del marqués de Griñón. Con Carlos Falcó pasaba por el altar en el año 1980 y, fruto de su relación, nacía su cuarta hija, Tamara Falcó (en 1981, concretamente). Pero la relación entre el marqués e Isabel Preysler no duró mucho. En el año 1985 el matrimonio se separaba protagonizando uno de los divorcios que más ríos de tinta provocó entonces.
En el año 1986 se comenzaron a publicar fotos de Isabel con un nuevo acompañante masculino. Nada más y nada menos que el exministro Miguel Boyer. Su relación se confirmaba con el paso del tiempo y muchos fueron los que, rápidamente, aseguraron que todo esto acabaría en boda. Y no se equivocaban porque, el 2 de enero de 1988 pasaban por el altar en una boda íntima y privada.
Y fruto de esta relación nacía su quinta y última hija. Ana Boyer, que actualmente mantiene una relación con el tenista Fernando Verdasco, llegaba al mundo en el año 1989. Un acontecimiento de lo más celebrado en la prensa llamada rosa de la época que cubría la llegada al mundo de la nueva hija de la reina de corazones.
Después de un largo matrimonio, en el año 2014 Isabel vivía uno de sus momentos más difíciles. Y es que tras sufrir un ictus en el año 2012, el ex ministro fallecía debido a una embolia pulmonar el pasado 29 de septiembre de 2014.
Y llegó Mario Vargas Llosa
Sin embargo, a principios del año 2015 se le relacionaba con el escritor peruano Mario Vargas Llosa. Muchos afirmaban que su relación era de algo más que una simple amistad. Y no se equivocaban porque, con el tiempo y después de unas fotos publicadas en la revista ¡HOLA! donde se demostraba su acercamiento, se confirmaba su relación gracias a declaraciones de amigos y familiares.
Todo hasta llegar al mes de septiembre de 2015 donde, en Nueva York, se presentaban en sociedad en la inauguración de la nueva tienda de Porcelanosa en Manhattan. A la fiesta llegaba una radiante Isabel Preysler de la mano de Vargas Llosa, gritando su amor a los cuatro vientos y demostrando que, ella, sigue siendo la verdadera reina de corazones.
La reina de la elegancia y el saber estar
Isabel Preysler ha sido y será madrina de la elegancia personificada. Por ello ha sido imagen durante años de firmas como Porcelanosa, Suárez o Ferrero Rocher. A sus 62 años sigue manteniendo un tipazo y aspecto digno de envidia (sana, eso, sí).
Además, la madre de Enrique Iglesias tiene su propia línea de cremas e, incluso, ha llegado a presentar algún que otro espacio para la pequeña pantalla.
Fotos: Gtres
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