¿Existe una media naranja? ¿Nuestro destino está marcado? ¿Las casualidades no son sino pequeñas trampas que nos pone la vida para que creas que existe el libre albedrío? Así, por poner ciertas dudas existenciales que te plantea Los amantes del círculo polar, la cuarta película de Julio Medem y que ha llegado a convertirse en un filme de culto.
Si naciste en la década de los 70-80, seguro que viste esta película junto a alguna potencial pareja poniendo cara de intenso y planteando lo que para ti eran profundas cuestiones sobre el amor. Y es que Medem da para eso.
Intensidades a parte, esta película dramática llenó los cines a finales del verano del 98 y la crítica estuvo de acuerdo con el público, que la premió con dos premios Goya en el 99.
¿De qué va ‘Los amantes del círculo polar?
Eso me gustaría saber a mí. Ana y Otto se conocen por casualidad (ejem) cuando tienen ocho años. Él, persiguiendo una pelota. Ella, corriendo en mitad del duelo por la muerte de su padre.
Años después, la madre de Ana se casa con el padre de Otto y, como si de Los Serrano o La familia crece se tratase, ambos adolescentes viven una noche apasionada. Eso sí, la cosa no va a más y sus caminos vuelven a separarse.
Otto consigue trabajo como piloto de paquetería aérea (Seur debía tener la plantilla completa) y Ana se muda a Rovaniemi, en Finlandia, porque no encontró un lugar más remoto en todo el planeta.
Pues hasta allí llegan las casualidades en esta película, porque ambos vuelven a encontrarse 17 años más tarde en la Laponia finlandesa, en el límite del círculo polar ártico bajo el sol de medianoche.
Lo cierto es que contado así, parece que le tenga especial manía a esta película y no me atrevería a decir eso. La fotografía es excepcional, tiene un halo de romanticismo que sentó las bases para la posterior Amelie y las actuaciones de Nawja Nimri y Felé Martínez son increíbles. Quizá sean los años, los que me hagan mirar este tipo de romances inevitables con cierto escepticismo.
Noticias Relacionadas
¿Qué fue de Silke?
La recordarán ustedes como la estrella fulgurante que fue en los años 90 con películas como Tierra, Hola, ¿estás sola? o Kilómetro 0. Su rotundo carisma, su autenticidad…