Después de las excentricidades de Jaime de Marichalar, la opinión pública vio en Iñaki Urdangarin al yerno ideal de los Reyes. Guapo, deportista y padre de familia numerosa. Su familia pertenece a la burguesía vasca. Su padre, Juan María, fue militante del PNV y presidió la Caja de Ahorros de Vitoria y Álava, y su madre, Claire Liebaert Courtain, procede de la aristocracia belga. Pasó su niñez entre Vitoria y Barcelona, donde arrancó su carrera profesional como jugador de balonmano en el Barça. En ese club estuvo entre 1986 y 2000. También participó con la selección española de balonmano en tres juegos olímpicos.
El 4 de octubre de 1997 se casa con la infanta Cristina de Borbón en la catedral de Santa Eulalia en Barcelona, le otorgan el ducado de Palma de Mallorca e inicia una vida discreta y familiar. Entre 1999 y 2005 tiene cuatro hijos con la infanta Elena: Juan Valentín, Pablo Nicolás, Miguel e Irene. Todo es perfecto: la infanta Elena trabaja en La Caixa, Iñaki prospera con sus negocios y se compran un envidiable palacete en Barcelona y la vida sonríe al matrimonio.
Esa imagen idílica de la pareja salta por los aires en 2011 cuando Urdangarin y sus socios en el Instituto Noos comienzan a ser investigados por el juez Castro. Lo que se plantea es que tanto Urdangarín como su socio Diego Torres han cobrado mediante el Instituto Nóos enormes sumas de dinero a diversas administraciones públicas por informes o gestiones ficticias. Viendo las orejas al lobo, Iñaki Urdangarín pone océano de por medio y se lleva a su familia a vivir a Washington D.C. En 2012 ya está de regreso a España: el juez caso le imputa en el caso Nóos y comienza el vía crucis del duque de Palma.
La catástrofe no se ciñe sólo a sus actividades profesionales bajo sospecha (por cuya causa la Casa Real retira a Iñaki Urdangarín de sus actos oficiales por “comportamiento poco ejemplar”) sino que alcanza a su vida privada. Su socio en el Instituto Nóos emprende una estrategia para manchar la reputación de Iñaki Urdangarín y airea una serie de correos electrónicos comprometedores. Los hay pueriles (fotos de chicas desnudas, correos firmados como El duque Em-Palma-Do…), los hay que pretenden implicar a la infanta Elena e, incluso, al Rey en los tejemanejes de Nóos y los hay que, directamente, revelan una sostenida infidelidad de Iñaki Urdangarín. La publicación de estos correos trata de ser frenada en los tribunales pero, finalmente, esa pretensión se desestima. Se conoce, entonces, una serie de mensajes íntimos que Iñaki Urdangarín dirige a una antigua novia que, actualmente, está casada con un camarada suyo de los tiempos del balonmano.
La difusión de esas informaciones hace que el matrimonio mueva ficha. Se anuncia que la infanta Elena se va a vivir a Suiza con sus cuatro hijos y que Iñaki Urdangarín se quedará en España. Arrecian los rumores de una separación definitiva pero en el verano de 2013 se publican unas fotos del matrimonio en las playas de Bidart con sus hijos, pasando unas vacaciones en familia como si la vida continuase igual.
En cualquier caso, la situación de Iñaki Urdangarín es sumamente difícil: se ha quedado sin trabajo, se le exigen elevadas fianzas, la Casa Real le ha hecho desaparecer de su web y en Palma de Mallorca no le quieren ni ver. El ayuntamiento de la ciudad cambió el nombre de la calle Duques de Palma por el de Rambla de Palma y le rogó a Iñaki que no utilizase más su título y menos en calidad de Em-Palma-Do.
El matrimonio y sus cuatro hijos residen actualmente en Ginebra, a la espera de la apertura de juicio.
Fotos: Gtres