Paulina Rubio está acostumbrada a la fama desde niña. Su madre era la actriz Susana Dosamantes y su padre, abogado, Enrique Rubio. En 1982, con apenas once años, se integra en la banda infantil Timbiriche, que realiza actuaciones por toda Latinoamérica. En 1985 la banda da un giro para adaptarse a la realidad adolescente de sus componentes y vira hacia el rock. Además, el grupo incorpora a una nueva integrante: Thalía. De aquellos días viene lo que algunos consideran una rivalidad a cara de perro entre ambas divas. Rivalidad que durante el tiempo que compartieron banda se tradujo en más de un bronca e, incluso, según cuentan, en una pelea a tirones de pelo sobre un escenario en Monterrey. Con otro miembro del grupo, Erik Rubin, Paulina descubre el amor. Salen hasta que se lo arrebata otra cantante mexicana: Alejandra Guzmán. En 1991 la aventura Timbiriche se acaba.
Comienza en 1992 la carrera en solitario de Paulina Rubio que, sobre todo, se consolida con el álbum La chica dorada. Su éxito, no obstante, se limita al mercado latino. En 2000, cuando cambia de discográfica y pasa de EMI a Universal, se diseña una campaña de promoción más ambiciosa a nivel internacional. Su disco Paulina se convierte en un éxito global y, concretamente en España, comienza a oírse más que nunca.
En cuanto a noviazgos, el primero más conocido en España fue el que mantuvo la mexicana con Ricardo Bofill jr. Comienza el romance en 1995. El arquitecto catalán vivía su momento más desenfrenado, salía cada dos por tres en programas de televisión aceleradísimo y ejercía públicamente de gamberro indomable. Un desparrame al que Paulina parecía sumarse sin problema. Bofill desveló que, después de la gelidez de su anterior novia (Chábeli Iglesias), el ardor amoroso de Paulina le había vuelto loco. Se casaron (o algo así) en Malí mediante un rito tribal. En 2004 cada uno estaba ya por su lado. Al poco tiempo, Bofill confiesa que lleva unos años en que se le ha ido un poco la mano con las sustancias estupefacientes y se reinventa hasta el punto de desaparecer del ojo público y la farándula. Hoy por hoy ejerce de arquitecto respetado junto a su padre.
Después de eso Paulina mantuvo una tórrida relación sentimental con el actor mexicano José María Torre, pero la cosa duró poco. A él le vino muy bien, según las malas lenguas, para conseguir algún papelito.
En 2007 se casa con Nicolás Vallejo Nágera Colate, que venía de ser novio de Eugenia Martínez de Irujo, Elena Tablada e Inés Sastre, entre otras. La pareja da imagen de estabilidad y tienen un hijo en 2010. Le ponen de nombre Andrea Nicolás. En 2012 se divorcian e inician un tira y afloja por las condiciones de la separación. Colate pide a Paulina una compensación económica por haber renunciado a su carrera a favor de la de su esposa. En 2013 llegan a un acuerdo de custodia compartida y pactan que Paulina pague a Colate 5.176 euros mensuales hasta 2016.
Ahora está con un nuevo novio: Gerardo Bazúa, de 28 años, a quien conoció mientras ella ejercía de coach en el talent show La Voz y él participaba como concursante.