Ya su aspecto de prototípico zanahorio british le da un aire de gamberro que provoca cierta simpatía. Y, de hecho, su carácter no tiene nada que ver con el de su hermano Guillermo, mucho más introvertido y sensible. Henry Charles Albert David, príncipe Enrique de Gales, la ha liado parda en más de una ocasión y, tal vez por ello, es el preferido de los tabloides británicos.
Tuvo que padecer el horrible matrimonio de sus padres, Carlos de Inglaterra y Diana Spencer, y la trágica muerte de su madre en 1997, en un accidente de tráfico. Igual que su hermano hubo de sobreponerse y participar en el cortejo fúnebre que fue desde el Palacio de Buckingham hasta la Abadía de Westminster.
Colegios de élite y demás al margen, Harry (sin el peso de una futura corona encima) se ha dedicado básicamente al deporte y a la carrera militar. Y, como decíamos, a poner en aprietos a la Casa Real británica. A los 17 años le pillan fumando marihuana y también es cazado en varias ocasiones dándole a la priva, como cualquier chaval de su edad, bien es verdad, pero con la diferencia de que él es un miembro de la familia real del Reino Unido. Le abroncan pero reincide: se pelea con los paparazzi, le pillan meando en la calle y, para colmo, en una fiesta de disfraces se le ocurre vestirse de nazi con esvástica incluida. El escándalo en un país que sufrió durante la II Guerra Mundial terribles ataques del ejército alemán no se hace esperar. Harry saca una declaración pública pidiendo perdón.
Pero ya en el ejército, donde ingresa en 2005, tampoco se corta a la hora de meter la pata. En 2009 se hace público un vídeo donde se refiere a un compañero de origen pakistaní con el término despectivo de “pakish” y se cachondea de los turbantes de los musulmanes. Teniendo en cuenta que en Reino Unidos las tensiones raciales están a flor de piel, se monta el lógico follón. Tiene que salir hasta el primer ministro, David Cameron, a decirle que se ha pasado de la raya. Otra vez Harry tiene que disculparse en público. Pero tampoco parece que haya aprendido mucho porque después de eso, en una entrevista a su vuelta de Afganistán, donde ha estado sobre el terreno como soldado, no se cortó en alardear ante los periodistas de que había liquidado a más de un talibán. Haciendo amigos.
Y luego está el escándalo que protagonizó en Las Vegas en el verano de 2012. En su caso lo que sucedió en Las Vegas no se quedó en Las Vegas sino que dio la vuelta al mundo. Básicamente se difundieron un montón de imágenes de Harry dándolo todo en juergas sin fin. Pero la que más llamó la atención es una en la que el príncipe estaba en pelota picada. Otra vez a pedir disculpas y prometer que no volverá a pasarse con la ginebra.
Aunque, a todo esto, y teniendo en cuenta como le gusta a Harry salir de copas, su vida sentimental es bastante desconocida. Chelsy Davy es una de sus ex novias y coincidió con otra novia de Harry, Cressida Bonas, en la boda de Guillermo y Kate, en la que algunos testimonios aseguran que Harry aprovechó para tirar los tejos a Pippa, la hermana de la novia.
Pero su juerguismo parece del todo agua pasada. Los tabloides británicos informan que su boda con Cressida es inminente y que Harry está dispuesto, de una vez por todas, a sentar la cabeza.