Cuando en TVE1, a la hora de la siesta, comenzaba la machacona melodía de Cristal, las calles de todos los pueblos y ciudades de España se quedaban vacías. Nacía así una inusitada fiebre por las telenovelas latinoamericanas, que continuaría después con Topacio, La Dama de Rosa o Rubí, pero que en ese primer año de la nueva década, mantuvo a toda España frente al televisor durante 250 días para ver todas las desgracias que les ocurrían a los protagonistas. Que no fueron pocas.
Protagonizada por Carlos Mata, Jeanette Rodríguez y Lupita Ferrer (con una rivalidad entre estas dos últimas que ríete tú de Isabel Pantoja y Mila Ximenez) Cristal se había rodado, con escasísimo presupuesto en 1985 y rompió todas las expectativas a nivel mundial.
Comenzaba a emitirse en nuestro país en TVE2 a las 11 de la mañana, pero gracias a la mujer de un ejecutivo de la cadena, pasó a la sobremesa de la cadena pública principal. Y es que ella quería verla con sus amigas y a las 11 de la mañana no le venía bien. ¿Resultado? Éxito inusitado.
¿Qué tenía ‘Cristal’ que enganchaba tanto?
Qué no tenía, sería la pregunta. Porque había de todo. Embarazos, mentiras, venganzas, traición, incesto, empujones por escaleras, accidentes de coche, riqueza, pobreza… no recordamos si había pérdidas de memoria pero no nos extrañaría ya que es el recurso más socorrido de las telenovelas cuando quieres resetear a un personaje. ¿Que era la mala malísima de la historia? La tiramos por las escaleras, pierde la memoria y se convierte en un corderito.
Para los que no se acuerden de la historia, recordamos que todo empezaba con una doña Luisa, una religiosísima mujer que cría a su hijo Ángel de Jesús para que sea cura. Pero al muchacho le tienta la carne y se enamora de una bella e inocente criada llamada Victoria (que no era otra que Lupita Ferrer, de casi 40 años, a quien convirtieron en virginal adolescente por obra y gracia de dos trencitas).
El caso es que como siempre pasa en estos casos, Victoria debe ser la diosa de la fertilidad, porque se queda embarazada a la primera. ¿Y qué ocurre? Que la echan a patadas, a la pobre. Y no le queda otra que abandonar a su bebé en un portal. Pero no de Belén, sino de Venezuela.
Victoria jura venganza asegurando que va a pisotear y a humillar a todo el que se le ponga por delante con tal de tener éxito… y lo consigue. Años después tiene un atelier al que va a trabajar, oh, casualidades del destino, su hija abandonada. Y allí ella también se enamora, pero no de Ángel de Jesús, sino de José Alfredo, que les gustaban mucho los nombres compuestos en aquella época.
Y a partir de ahí pasan mil millones de cosas en los 250 episodios que dura Cristal, no podemos contarlos todos, pero sí te destriparemos el final que, como no podría ser de otra manera, es feliz. Luis Alfredo y Cristina se casan en una ceremonia oficiada por Ángel de Jesús y todos los personajes acaban enamorados y contensísimos de la vida. Será para compensar cómo lo han pasado durante toda la novela.
Un éxito inesperado
Cristal es obra de una escritora cubana exiliada en Miami, llamada Delia Fiallo que, a pesar de haber ganado el prestigioso premio Hernández Catá en 1948, terminó escribiendo telenovelas. Y no le fue nada mal.
Eso sí, Fiallo tuvo que trabajar a destajo, porque este formato se emitía diariamente de lunes a sábado y casi no le daba tiempo a terminar los guiones. A veces tenían que grabarlo en vivo y casi sin saberse sus frases porque no daba tiempo a tener los capítulos terminados.
Además, a pesar de representar el glamour, la producción de Cristal era muy modesta y no había dinero para casi nada. Jeanette Rodríguez ya ha confesado en alguna ocasión que tenía que usar su propia ropa porque no había presupuesto para su vestuario. Y eso en la época en la que triunfaba Falcon Crest, una serie con muchísimo más presupuesto. Pero en este caso, el pez chico se comió al grande.
Y esto les trajo popularidad a sus protagonistas, éxito y dinero. Tanto que Mata y Rodríguez tuvieron que irse a vivir a Nueva York, una ciudad donde podían andar por la calle sin que les acosasen sus fans.
Tras su estreno en Venezuela, Cristal se produjo una vez en Brasil, dos veces en México como El privilegio de amar y El triunfo del amor, y otra vez en Colombia con el título de Diamante. Además, Jeanette Rodríguez participó en el rodaje de Miss Tacuarembó, una película argentina cuya trama trata de las aventuras de una chica
Y todo este éxito en los años 90, cuando no existían redes sociales e Internet estaba en pañales. Imagínate si el éxito de Cristal se hubiese dado ahora. Las tendencias mundiales se llenarían de #Cristal #LuisAlfredo #prayforCristina #arrodíllateVictoria… serían tantos y tantos los hashtag que podrían haberse hecho.
Cristal acabó con el producto más español después del jamón y el vino tinto: la siesta. Nunca ninguna serie lo había conseguido antes. Y es que, ¿a quién no le gusta un buen culebrón?
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