Ernesto Sevilla pasó esta semana por La Resistencia y eso siempre es motivo de celebración.
O bien cuenta un historión personal, o bien regala dinero entre el público.
Elija la opción que elija, reparte más felicidad que Papá Noel en Navidad.
En este caso, ha tocado historia y, según el cómico, es la última historia contable en televisión que tiene. E implica un viaje a su yo de 15 años, una trama onanista y los Boy Scout. Cuesta imaginar cómo serán las que no se pueden contar.
La historia comienza con una confesión orgullosa de Ernesto Sevilla. “Yo puedo decir, con orgullo, que me echaron de los Boy Scout“, recuerda con una sonrisa de oreja a oreja.
También recuerda que en aquella época de Boy Scout “yo era un guarro y siempre pensaba en lo mismo“.
Ernesto Sevilla es el último Boy Scout
Dice que es la última anécdota contable en televisión que le queda. Obviamente, no defrauda. pic.twitter.com/GfhIlx4aNd
— La Resistencia por M+ (@LaResistencia) February 1, 2022
En este caso, en compañía de otros Boy Scouts, se juntaban por las noches en una tienda de campaña para compartir algo que suele hacerse en la intimidad. Lo hacían apoyados en una revista que uno de los presentes había robado a su hermano mayor y que otro enfocaba con una linterna. Sí, en la tienda de campaña.
Resulta que cuando la historia avanza, Ernesto Sevilla matiza que el responsable de sus cuidados era un cura. De hecho, recuerda que cuando “nos levantábamos, había como una reunión alrededor del fuego, nos dábamos los buenos días, rezábamos…“. Sí, rezaban.
En ese momento, recuerda el cómico, “ya nos miraban raro”. Sus sospechas se confirmaron cuando el cura señaló que entre ellos había “pecadores”. Al más puro estilo Última Cena y aquella mítica indirecta estilo Gila de “uno de vosotros me traicionará”, pero hablando de cuatro críos salidos que, por otra parte, son la mayoría a esas edades.
¡JAMÁS! pic.twitter.com/Jf4cGzuoHg
— La Resistencia por M+ (@LaResistencia) February 1, 2022
Pero claro, Ernesto Sevilla alucinaba porque no sabía cómo les habían pillado. Y la caprichosa realidad era mucho más sencilla de lo que cabría esperar.
“Si tú enciendes una linterna en el interior de una tienda, lo que ves fuera es como una sombra chinescas. La gente veía una fiesta de sombras chinas de gente haciendo cócteles…”
Efectivamente, le echaron de los Boy Scout.
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