Uno de los planes más divertidos que te puede traer el verano es una fiesta en una casa con su jardín y su piscina. Pero hasta en un lugar así hay que saber comportarse porque en la vida, básicamente, hay que estar y saber hacerlo. Aquí, diez consejos para que seas la triunfadora de la velada.
1. No te tires a bomba
El calor existe y la piscina te espera pero hay muchas maneras de entrar a un sitio. Si este es el agua, no lo hagas tirándote de bomba porque toda la construcción de tu dignidad puede derrumbarse. Supone esto una regresión tan potente e impactante a la infancia, que incluso el chico que te gusta (o que le gustas) podría sentir un rechazo en esa búsqueda, tal vez, de un corazón maduro. No te confundas si no ves caras raras tras tu salto acuático, las críticas y miradas inquisidoras se han producido en ese leve instante en que tú regresabas a la superficie.
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2. Bañador llamativo
Hay que aprovechar el tipo y lucirlo de la manera más fuerte posible. Es decir, estás en todo tu derecho de probarte veinte bikinis o bañadores antes de irte a la piscina pero cuidado, no busques que el impacto visual huya de tu piel para quedarse en la tela de tu ropa de baño. Lo fluorescente puede estar de moda pero eso no significa que también lo esté lo reflectante, que es muy útil para el chaleco que has de ponerte si tienes un problema con el coche pero poco más.
3. Comer en el agua
La diferencia entre estar en una piscina pública o que te inviten a una privada es que en la segunda puedes tomarte ciertas licencias. Pero claro, todo poder conlleva una gran responsabilidad y si bien reside el glamour en beber algo mientras estás bañándote, así como usar (brevemente) el teléfono, nunca comas dentro. Desconocemos si este consejo tiene algo de bueno también para tu salud pero, desde luego, tu imagen se pixela si te pones a comerte un pincho de tortilla ahí dentro.
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4. Aguadillas a un desconocido
La gracieta de hundir la cabeza en el agua a la fuerza a una persona, simulando un breve ahogamiento, de por sí ya no está al alcance del que ya tiene derechos como el de voto. Pero si crees que todavía estás a tiempo, házselo a alguien con quien tengas confianza y no demasiadas veces (una ya es un exceso). Olvídate de aquella época infantil en la que buscaba uno cabezas que hundir como si no hubiera un mañana.
5. Empujar al agua
La gente sabe si le apetece bañarse o no, y además hay personas miedosas con el agua o poco amigas del baño piscinero. Así que no te dediques a que todo el mundo acabe paseando por el borde de la piscina con miedo a que cometas una tropelía que solo a ti te hace gracia. Y mucho menos se te ocurra festejar la invitación lanzando al anfitrión o anfitriona al agua, que se va a quedar la gente callada y tú riéndote sola y buscando una complicidad que no llegará nunca.
6. Ondear la parte de arriba
Para qué negar que en las reuniones veraniegas de amigos uno se puede tomar una copita de más, regresando al estado más primigenio del ser humano (que como desnudo no se está de ninguna manera). Controla este instinto y no arranques de ti la parte superior del bikini para ondearla como si estuvieras en la Edad Media y blandieras un mangual.
7. Amor al primer chapuzón
Cuidado si vas con tu novio a la fiesta en la piscina porque va a llegar ese momento en que vais a estar los dos en el agua, los demás fuera, vais a notar el contraste de temperaturas y no es plan de intimar más. Primero porque no te va a dar tiempo a nada y, sobre todo, porque alguien va a mirar de reojo y: o vais a dar el espectáculo o vais a fastidiar a la gente que quiera darse un chapuzón en ese momento. (Y que tu novio tiene que salir del agua sin dar el espectáculo propio de la naturaleza).
8. No mojes la alfombrita
Es normal que en un momento dado quieras entrar a la casa: a cambiarte, a coger algo de la cocina, ir al baño… Entra lo más seca posible, no mojes una alfombra que no es tuya ni dejes ese rastro tan desagradable con forma de pie mojado que además deja una agüilla negruzca porque claro, del exterior de la casa entras con las plantas sucias. Si dejas tu recuerdo impreso en el lugar, que sea por otra cosa o, al menos, que este no exija coger la fregona.
9. Crema solar sí, pero ojo
Hay que aplicarse protección solar y no hay más discusión porque no hacerlo es realmente peligroso para esa piel que tanto cuidas el resto del año. Pero claro, el uso responsable no se traduce en que parezcas de la familia del fantasma Casper. Sigue las instrucciones de los médicos y del fabricante, pero que no se resbale la gente cuando te dé un abrazo.
10. No eres deportista olímpica
Que te curres el cuerpo durante todo el año haciendo natación o gimnasio no significa que una fiesta con amigos sea tu oportunidad para demostrar que nadas mucho, muy bien y con una resistencia que ni los peces. Relájate, disfruta y no conviertas tus dotes de mujer tonificada en una prueba para hacer el ridículo.
Fotos: Gtres, Flickr.
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