En el adiós a Jesús Quintero: poesía, televisión y silencio

En el adiós a Jesús Quintero: poesía, televisión y silencio

Lo que hizo Jesús Quintero a lo largo de su carrera fue algo único e inimitable, no ha tenido sucesores ni los tendrá. Aplicó la poesía a la radio y la televisión, introdujo el silencio como interrogante en forma de humo, cuando se podía fumar en los platós y nadie se escandalizaba. Fue el Loco de la Colina con música de Pink Floyd en las madrugadas radiofónicas y un perro verde que entrevistaba por igual a marginales o banqueros.

Jesús Quintero ha muerto a los 82 años en la residencia Nuestra Señora del Remedio de la localidad gaditana de Ubrique, mientras dormía la siesta, como debe ser.

La última vez que quiso volver a TVE no hubo manera de llegar a un acuerdo pero tampoco resulta extraño, Jesús Quintero ya no era de este mundo, sus creaciones televisivas no podían encajar en una parrilla de masterchefs, realities y vociferación.

Se lo dijo a Carlos Alsina en un muy viral momento que, cada dos por tres, recupera Twitter.

Era onubense de San Juan del Puerto, había nacido en 1940, tenía dos hijas, hizo siempre lo que le dio la real gana, tuvo éxito y ganó mucho dinero, se lo gastó y ahí quedan unas dramáticas grabaciones que emergieron con el caso AUSBANC en las que se confesaba angustiado y sin un duro en el bolsillo.

Empezó en la radio con El hombre de la roulot, allá por los 70 y en seguida alcanzó el éxito mediante ese artefacto para las madrugadas que se titulaba El loco de la colina, y que instauró un culto que, incluso, llegó más allá del océano, a Argentina y Uruguay. Quizá allí, en la radio argentina, sí le queda algún lejano sucesor, quizá allí todavía hay quien cultiva esa poesía que Jesús Quintero imprimió a todas sus creaciones.

El loco de la colina tuvo su recorrido entre 1980 y 1982, entre Radio Nacional de España y la Cadena SER, pero su impacto fue mucho más allá, y se convirtió en programa de televisión y Jesús Quintero en personaje de fular y cigarrillo, celebridad a quien se rendía la obligada pleitesía.

Las entrevistas carcelarias de Jesús Quintero (ya en Antena 3, con Cuerda de presos) son una obra maestra de la televisión. Allí habló, antes de suicidarse o de que lo suicidaran, Rafi Escobedo, presunto autor del asesinato de los marqueses de Urquijo, frágil juguete roto cuyo dolor supo extraer Jesús Quintero en una fabulosa entrevista.

Eran los 90 y poco después el fulgor de Jesús Quintero como estrella televisiva se iría apagando pero no a causa de que flaquease su talento sino como dice Gloria Swanson en El crepúsculo de los dioses acerca del cine porque la televisión se hizo más pequeña y no cabían grandes como él.

Se nos ha ido un maestro.

El hombre que hizo poesía en la radio y en la televisión.

Lo vamos a echar de menos.

DANIEL SERRANO

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