Se estrenó en cines precedida del habitual revuelo que provoca toda obra de Yorgos Lanthimos. El autor de Canino, Langosta, El sacrificio del ciervo sagrado y Pobres criaturas hace un cine sin concesiones que arrebata a sus fanáticos y asquea a una importante facción de la crítica y el público más convencional. Y con Kinds of Kindness vuelve a epatar y se acompaña (otra vez) de Emma Stone, quien se entrega a un desordenado ejercicio de interpretación extrema. Es una actriz excepcional, de eso no hay duda, aunque sí dudan algunos críticos de que su lugar sea atender a las excentricidades de Lanthimos.
Kinds of Kindness son historias cruzadas repletas de sexo, escatología y perturbación. Como suele suceder en el universo Lanthimos, bajo la superficie de la realidad cotidiana se esconden pulsiones tenebrosas. Todos somos raros, en el fondo, viene a decir Lanthimos a lo largo de su filmografía.
También repite en esta cinta Willem Dafoe, aunque quien (dicen) está extraordinario es Jesse Plumens (véase imagen inferior).
Alissa Wilkison en The New York Times se refería a esta película destacando “la visión vibrante y desafiante y su sentido del humor enfermizo y desternillante“. Le gustó, aún admitiendo sus excesos no aptos para todos los públicos. Amy Nicholson, en Los Angeles Times opinaba, sin embargo, que Lanthimos pone a prueba la paciencia del espectador más convencido. La tesis (muy interesante) de Amy Nicholson es que Yorgos Lanthimos está harto de su éxito y quiere herir al público masivo para que se marche de las salas y le dejen regresar al territorio independiente en el que inauguró su talento.
Stephanie Zachareck, en TIME, fue categórica: para ella Kinds of Kindness resulta aburrida y puede resumirse como una especie de continuación de Pobres criaturas en la que se repiten las mismas bromas sin gracia.
Y, sin embargo, ¿qué tiene Lanthimos para ejercer tal grado de seducción en amplísimas masas de cinéfilos?
Desde luego, posee un punto de vista propio, algo a reivindicar en estos tiempos de telefilmes Netflix de estética y argumento intercambiable.
Es un autor verdadero y, a quienes nos gusta de verdad el cine, ese factor estimula el apetito. Sucedió en épocas distintas con Bergman, Antonioni, Fellini, David Lynch. Directores que ejecutan sus películas con un subrayado personal muy característico y la crítica se irrita y seguramente, al final, parte del público les acaba abandonando pero quedan títulos para la historia. Sí, Yorgos Lanthimos aspira a ocupar un lugar entre los nombres antes citados.
Tampoco se trata de hacer ascos al entretenimiento puro y duro (y nos podemos reír con Maverick y aplaudir a Tom Cruise por su perseverancia en ser un héroe de los 80) pero, de cuando en cuando, el riesgo merece la pena.
Y Lanthimos se arriesga, le premian en los festivales y le detestan los cowboys de medianoche de la crítica convencional. No es obligatorio amarlo, aclarémoslo. Resulta ridículo imponer por mera moda la fascinación ante un cineasta polarizador.
Kinds of Kindness es una de esas películas que amas u odias. Y eso está bien en estos tiempos donde apenas hay espacio para el disenso y la diversión auténtica, que consiste en salir de la sala de cine en estado tempestuoso y no simplemente habiendo disfrutado de las palomitas.
Habrá que verla.
DANIEL SERRANO
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