Otra cita de final patético en ‘First Dates’

Otra cita de final patético en ‘First Dates’

María y Álvaro parecían hechos el uno para el otro. De esas veces que el espectador tiene la sensación de que First Dates ha acertado de pleno con la cita a ciegas. Y eso que entre las bondades de Álvaro estaba imitar a gente tan actual como Mariano Rajoy o Jesús Puente.

Más allá del viaje al pasado que ha regalado Álvaro, lo cierto es que todo encajaba. A él le gustan las casas del terror, a ella los karaokes que vienen a ser lo mismo. Álvaro se ha confesado del PP y cristiano, mientras que María le ha confesado que buscaba un hombre tradicional con el que tener hijos, consciente de que ya llegaba tarde por edad. Y la realidad es que la cita ha parecido fluida. Es más, hasta se han atrevido con unos picantones besos en el cuello.

Pero ha llegado el momento de la verdad, el de saber si tendrían una segunda cita y Álvaro se la ha liado a una María que ya había dado su bendición a una segunda cita. De hecho, a la hora de pagar, ya había jugado el comodín de “paga tú pero yo invito a la próxima“. Una indirecta que no ha parecido ejercer influjo alguno en un Álvaro que se ha destapado como un seductor exigente y coherente con sus gustos.

No tendría otra segunda cita contigo. Me has caído muy bien pero no he sentido ese feeling que necesito tener y, a parte, estoy buscando alguien más joven que yo. Yo siempre he estado con chicas menores que yo, estoy entre 18 y 35 años”. Para que conste en acta, Álvaro tiene 44 años.

Y claro, María ha explotado.

“A mí no me gusta que me rechacen en público. Me lo podía haber dicho fuera. Rechazar así en público me parece una falta de educación e hiriente“, ha comenzado diciendo. Lo peor es que María se ha ido calentando y la cosa no ha parado ahí. Si la situación ya era complicada para ella, la propia María la ha llevado un paso más allá, para deleite de los espectadores.

“Ya me lo dijo mi hermano, que iba a hacer el ridículo y que me iban a hacer daño. No se ha equivocado. Es que no me gusta que me rechacen delante de toda España. Ahora todo el mundo, todo el Colegio de Abogados de Marbella, de Málaga, de Madrid van a tener cachondeo conmigo. Y encima, menos trabajo. No sé, a mí me ha parecido mal”, ha señalado mientras hacía amago de irse.

Y a pesar de las disculpas de un Álvaro que no sabía ni qué decir, finalmente María se ha levantado y se ha ido. “No, lo siento, no. El daño ya está hecho“.

Con María fuera, Álvaro demostró lo que es ser un rompecorazones con sentimiento, con una declaración digna de película teenager norteamericana de los 90. “Siento haber hecho daño a María pero quiero ser sincero conmigo mismo. No puedo vivir una mentira, decirle que sí, quedemos y luego herir sus sentimientos más aún“. Todo un caballero de los que elige un sufrimiento duro pero menor al principio, a uno más prolongado y complicado a futuro. Ojalá encuentre lo que busca, sea lo que sea.

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