Para leer en la piscina / Solo de moto

Para leer en la piscina / Solo de moto

Disculpen la peregrina ilustración de esta reseña que pretende recuperar un título veraniego olvidado, pero la verdad es que el rey Juan Carlos llevando a la reina Sofía en su motocicleta cual pareja yeyé de los 70 me pareció que resumía (un poco) cierto espíritu de la época. Aunque el protagonista de Solo de moto carezca, la verdad, de pátina monárquica alguna, siendo como es un proletario cuya máxima aspiración es ligar a las míticas suecas de Torremolinos, ensoñación machista que la propaganda franquista difundió a los cuatro vientos en forma de película o reportajes en el diario Pueblo.

A lo que vamos.

Solo de moto es una novela corta de Daniel Sueiro, un autor de izquierdas que tuvo gran predicamento entre los letraheridos progres de los 60 y 70 aunque luego se le olvidó un poco. Fue periodista (en Pueblo, precisamente) y escribió el guion de Los golfos de Carlos Saura. Entre otras cosas. Muy popular fue su libro sobre los verdugos en España, un reportaje que puede leerse en combinación con el clásico de Martín Patino, ese Querídisimos verdugos que es documental macabro y de realismo mágico.

El caso es que Daniel Sueiro era un escritor concienciado. Murió en 1986. Y en 1967 publicó este Solo de moto cuya excusa argumental es simple: un joven obrero ajeno a toda preocupación política toma su Ducati y se lanza a la N-VI en pos de unos días de asueto que, según espera, se resuelvan en goce erótico y tinto de verano en las playas malagueñas. Esa ruta hacia un Dorado que no alcanzará se convierte en camino de iniciación. Un toma de conciencia acerlerada mediante el encuentro durante ese trayecto con diversos personajes que dibujan aquella España franquista que presumía de suecas y bikinis pero era pura represión en todos los ámbitos.

La novela se convirtió en película con Juan Antonio Bardem como director y Alfredo Landa en el papel protagonista. Una comedia extraña que pretendía ser una vuelta de tuerca de las españoladas de entonces y que, allá por 1976, ofrecía un mensaje izquierdista inequívoco. El puente se tituló la versión cinematográfica.

Pero volvamos a Solo de moto, un título literario de culto que hace unos años fue editado con un hermoso diseño retro como de novelita de quiosco, Encontrar algún ejemplar resulta difícil. Rastreen en las librerías de viejo a ver si hay suerte.

Merece la pena releer a Daniel Sueiro igual que a los socialrealistas olvidados de la Transición (Antonio Ferres y su obra maestra La piqueta). Un día a ver si alguien escribe un Las armas y las letras (ese ensayo de Trapiello que reivindica a los escritores fascistas frente a la inmoralidad de Alberti)  que recupere a los muchos escritores obreristas a quienes se condenó en la España del pelotazo a no vender una escoba. ¿Alguien se acuerda del dramaturgo Lauro Olmo y de La camisa, que se representaba en todos los grupos de teatro de parroquia con cura progre?

En fin.

Más allá de lo ideológico, Sólo de moto resulta un estupendo relato de iniciación y, además, le gusta mucho a los moteros, cosa lógica porque no hay tanta literatura motera. Es un texto que se recomiendo abundantemente en los foros de gente aficionada a las dos ruedas. Algo es algo. Ahora queda que alguien se anime a reeditar esta novela breve. Y, de paso, que se reedite el resto de la obra de Daniel Sueiro. No estaría de más.

DANIEL SERRANO

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