Moonbin, integrante del grupo ASTRO (en la imagen inferior), ha sido la última estrella del K-Pop en fallecer. A falta de confirmación, todo apunta a que el cantante se quitó la vida.
Tenía 25 años.
La pregunta que todo el mundo se hace desde hace tiempo es sencilla: ¿por qué? ¿Qué pasa en la industria del K-Pop para que las muertes de algunas de sus jóvenes estrellas se siga incrementando con el paso del tiempo?
Algunos medios contabilizan hasta 12 fallecimientos de estrellas del pop en los últimos años, pero basta con repasar las últimas noticias trágicas en la industria cultural de Corea para enumerar, como poco, a las cantantes Sulli y Goo Hara, que se suicidaron en 2019 con pocos días de diferencia, y a la actriz Jung Chae-yull que fue encontrada sin vida, con apenas 26 años, en el suelo de su domicilio.
¿Qué sucede?
La respuesta parece tan sencilla como complicada. Presión, frustración, depresión, soledad, excesiva carga de trabajo, largas temporadas fuera de casa, ensayos interminables, pérdida de la intimidad o la obsesión de estar siempre perfectos, incluso para ir a por el pan. Y es que casi todas las estrellas del K-Pop que han perdido la vida en los últimos años, han pasado de soñar con triunfar a desear no haberlo hecho nunca. En una industria en la que el entretenimiento no tiene problema en encumbrar a adolescentes a categoría de estrella global, esa conversión de teenager a empresa sigue pasando facturas demasiado caras.
Y por si fuera poco, están las redes sociales. Hablamos de estrellas con millones de seguidores en redes sociales quienes, a su ya de por sí elevada carga de trabajo, le suman la presión de generar contenido casi a diario para Instagram, TikTok, Twitter, Facebook y sus equivalentes asiáticos.
Ver esta publicación en Instagram
Por desgracia, parece que muchas estrellas del K-Pop tan sólo han visto una salida del laberinto en el que su vida como personajes globales se había convertido: quitarse la vida. Y la realidad es que si la industria no encuentra la forma de atajar esta lacra, habrá fracasado de forma estrepitosa.
Y sí, siempre ha habido fallecidos en el sector de la música. Excesos con sustancias poco recomendables, accidentes derivados de estos excesos o, como ocurre también últimamente con los raperos norteamericanos, asesinatos en extrañas circunstancias. La delgada línea entre la vida, la fama y la muerte siempre ha estado ahí. Pero que las personas que han cruzado esa línea de forma voluntaria, no hayan tenido el apoyo, la ayuda o una mano salvadora en un momento dado, pese a ser seguidos por millones, debería servir para reflexionar en qué se está confundiendo la industria del K-Pop.
Por desgracia, y parafraseando al genio, el espectáculo debe continuar y, como dicen también los clásicos, a rey muerto, rey puesto. Si una estrella del K-Pop se va, crearemos ciento. Y si esto pasa, las muertes de gente como Hara (28 años), Sulli (25 años), Jonghyun (27 años) o el propio Moonbin habrán sido en vano.
JESÚS REDONDO
Noticias Relacionadas
Recordando a Sara Montiel: de La Mancha a Hollywood y vuelta a la Gran Vía
Han pasado diez años desde que Sara Montiel se marchó para siempre. Falleció un 8 de abril de 2023. Siempre es buen momento para recordar…
‘Todo empieza en septiembre’ o los días del cóndor de Daniel Bernabé
Hablemos de Todo empieza en septiembre. Una espléndida y trepidante novela con algo de Los tres días del cóndor (pero sin Robert Redford) y un…
‘Bremen no existe’: punk generacional para el siglo XXI
"¿El futuro era esto?" se preguntan Biznaga en Bremen no existe. Suena la soledad de quienes todavía transitan las distintas periferias, en busca de algo,…