Y de repente el mundo conoció a Alizée. ¿Quién era esa chica que se contoneaba como una hipnótica y sinuosa serpiente sobre el escenario? ¿De dónde había salido esa teenager con sonrisa pecaminosa y voz angelical? ¿Por qué resultaba imposible dejar de pensar en ella?
Alizée llegó al show business musical como un huracán, allá por el año 2000, cuando lanzó su primer single Moi… Lolita. El título no podía ser más adecuado. La joven, a sus recién cumplidos 16 años, era la perfecta personificación de la Lolita de Nabokov. Facciones dulces pero diabólicas; movimientos sensuales pero cargados de inocencia; y una mirada capaz de paralizar el mundo.
Todo ello, unido a una presencia bestial en el escenario, espacio que dominaba como una veterana. No en vano, llevaba desde los cuatro años preparando su carrera en el ámbito musical, teatral y de baile. Era perfecta. El mundo lo sabía. Ella también. Y el flechazo duró cuatro años o, lo que es lo mismo, dos álbumes: Gourmandises y Mes courants électriques.
Fruta prohibida
Dos álbumes con dos nombres propios. El ya mencionado Moi… Lolita, single que sólo en 2001 vendió 2,5 millones de ejemplares. Y J’en ai marre, el primer single de su segundo disco, que alcanzó casi la misma gloria que su single debut. En comparación con la actualidad, podríamos decir que Alizée fue una versión previa de Ariana Grande o Selena Gómez (de quien ya recopilamos 100 fotos ridículamente sexys)
De hecho, no son pocos quienes cierran los ojos y aún recuerdan a Alizée, con un mínimo traje de marinera, contoneándose en el escenario. Youtube y sus reproducciones dan fe de que la cantante francesa sigue en los pensamientos de muchos fans ya talluditos.
Alizée era y es un icono pop a nivel mundial. Su álbum fue el tercero más vendido de la historia de Francia, sus canciones sonaban por todo el mundo y ella era deseada por todo aquel que la veía aunque sólo fuera un segundo. No en vano, y a pesar de no haber cumplido los 17 años aún, FHM la incluyó en su lista de las 100 mujeres más sexys del mundo en 2001. Imposible negar la evidencia.
De Lolita a MILF
Y cuando estaba en lo más alto, llegó el parón. En 2004, Alizée decidió aparcar la música de forma temporal, contraer matrimonio con Jeremy Chatelein, y convertirse en madre joven de la pequeña Annily. Alizée daba el primer paso para convertirse de Lolita en MILF (a la altura de algunas míticas MILFs de la historia del cine), eso sí, con 20 años recién cumplidos.
El año 2007 fue el elegido para su regreso al mundo de la música. Tenía 23 años y las ideas claras: no quería ser una eterna teen, ni aparentar lo que no era. Había madurado, había crecido y su música también. Desde entonces, ha lanzado cuatro álbumes al mercado: Psychedelices (2007), Una enfant du siécle (2010), 5 (2013) y Blonde (2015). Sí, de rubia.
Su sonido es fresco, electrónico y divertido, manteniendo el buenrollismo que la lanzó al estrellato, pero con una madurez que, a pesar de los años, ahora tiene 32, no concuerda con su aspecto. Y es que Alizée, en la actualidad, sigue teniendo un aspecto aniñado y dulce que desarma al ejército mejor preparado.
El cambio más llamativo en el físico de Alizée son los tatuajes. No son pocos los que decoran la piel de la cantante. Eso sí, tienen truco. Y es que Blancanieves, Sailor Moon, Arale, Minnie Mouse o Campanilla no son, precisamente, tatuajes muy de adultos, pero ésa es la magia de Alizée y las dicotomías a las que tiene al mundo acostumbrado. Por eso seguimos adorándola después de tantos años. Nos pasa lo mismo con nuestra Lolita de adopción, Ana de Armas, a quien hace meses vimos desnuda en Interview Magazine.
Fotos y vídeo: Web Alizée
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