También podríamos haber titulado esta reseña “más sexo en Nueva York” teniendo en cuenta que Desparejado comparte al milímetro tono / clima / ideología profunda de aquella icónica serie de cuando creíamos que las guerras y las epidemias medievales jamás alcanzarían a las naciones ricas.
El caso es que la última comedia de Neil Patrick Harris estrenada en Netflix resulta un viaje al pasado, a un Nueva York de amor y lujo donde no hay más conflicto que el derivado de la ruptura que sirve como motor de la trama.
Porque la premisa es así de simple: el personaje interpretado por Neil Patrick Harris (un agente inmobiliario cuarentón) es abruptamente devuelto a la soltería tras 17 años de relación ininterrumpida. Su pareja se larga y tiene que afrontar una nueva etapa. La eterna persecución del amor romántico como argumento interminable.
La serie se vende, de hecho, con las credenciales de contar entre sus autores a creadores de Sexo en Nueva York y Emily in Paris así que aténganse a las consecuencias.
Habrá quien, claro, sospeche cierta estereotipación en el dibujo de los protagonistas de esta serie y, sobre todo, quien se pregunte: ¿no hay ningún gay pobre en Nueva York? Ok, búsquense otra ficción si quieren explorar el territorio de lo social y la lucha de clases, Desparejado es pura evasión y, la verdad, hace reir, nos evade y lleva de viaje a un mundo que, caramba, ya quisiéramos habitar durante un rato.
Sin Covid ni viruela del mono ni gente matándose en Ucrania.
Nueva York rutilante con todas sus luces encendidas en la noche, como sueña Ayuso para este Madrid de tejados manchegos y escaparates meados por la turba borracha.
Neil Patrick Harris es un cómico excelente, por otra parte.
Así que quien quiera puede calificar Desparejado de placer culpable y así sentirse mejor para, a continuación, reír con los hilarantes gags de esta serie que abunda en apartamentos y restaurantes neoyorquinos muy bonitos.
DANIEL SERRANO
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