El dominio aplastante de Telecinco como cadena imbatible pasó a la historia y Antena 3, gracias a Pablo Motos, las telenovelas turcas y Pasapalabra, ha logrado vencer o empatar, según se mire. Ambas cadenas tienen en torno a un 13% de la audiencia así que suman, entre las dos, un 26%, lo cual no es, ni mucho menos, la inmensa mayoría. Porque la inmensa mayoría ha sido fragmentada por el streaming, YouTube, las redes sociales y (pronto en sus pantallas) el metaverso. 2022 quizá marque el principio del fin de la televisión generalista aunque también dijeron lo mismo de la ópera y el teatro y ahí siguen, aunque el Pavón haya cerrado sus puertas dejando, eso sí, la cantina abierta.
El caso es que algo sucede en la televisión generalista pero no hay que preocuparse porque las ganancias de Atresmedia y Mediaset siguen siendo monstruosas ya que, al final, la percepción de los anunciantes es que se trata del canal más efectivo para llegar al gran público. Los anuncios de la tele. Lo de toda la vida. Y puede que tengan razón los anunciantes porque en el resto de lugares a donde acudimos a ver películas, monólogos histéricos o porno no hacemos ni caso a la publicidad.
Sea como sea, se percibe un cambio de ciclo. Ya casi no hablamos de Ferreras y sus tertulias políticas, la galaxia de sobremesa de Telecinco parece haber envejecido súbitamente, la gente que sigue pinchando la tele generalista ahora quiere concursos, telenovelas y a Pablo Motos. Esto último es como para psicoanalizarnos como nación pero es lo que hay. “Nunca es triste la verdad,/ lo que no tiene/ es remedio” cantaba Serrat.
El caso es que veremos que pasa en 2022 aunque no creemos que vaya a cambiar mucho casi nada: Telecinco seguirá fiando su suerte a realities y excesos de todo tipo. Es el grand guignol eterno. Antena 3 continuará con sus concursos y su oferta “para toda la familia”. Vicente Vallés perseverará en la provocación de un hondísimo goce a tu cuñado, el que votaba a Ciudadanos y en las últimas elecciones se pasó a Vox (y que invierte en criptomonedas).
La vida sigue igual.
Pero ¿y si todo se acabase? Y si la porción de tarta que devoran las generalistas fuese cada vez más pequeña.
Eso ya ha sucedido.
Son pasado las audiencias superlativas de verdad (ese 62% que dio el final de Farmacia de guardia).
El futuro ya está aquí.
Feliz 2022.
DANIEL SERRANO
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