Hay gente que sólo quiere ver el mundo arder. Esto es así. Antes de hacerte un tatuaje, no son pocos los que te advierten. Que esto es para toda la vida; que te lo pienses bien; que quitarlo duele más que hacerlo… Pero ni con ésas. Y lo respetamos. Que quieres un tattoo por los motivos que sean, perfecto. Eso sí, dale una vueltecita ante de lanzarte, no sea que la líes parda, como le ha pasado a estos pobres diablos.
No obstante, hay casos en los que el daño no depende del tatuado, sino del tatuador. Ahí sí que hay poco que hacer. Por ejemplo, que llevas una foto de tu adorable bebé recién nacido y te tatúan a un señor mayor agazapado a lo Gollum, pues eso, no tienes culpa. Y un ejemplo lo tenemos en los tatuajes bizarros de algunos famosos.
También se puede dar el caso de querer tatuarte una frase, para hacer saber a todo el mundo tus creencias religiosas. Vale que la frase, de primeras, no está muy bien conjugada pero si a eso le sumamos una falta de ortografía, tenemos un fail de categoría.
Un fail superado por, agárrate… ¡la corrección de la misma! Absolutamente hilarante.
Aunque no tanto como el homenaje de este anónimo fan de Michael Jackson al Rey del Pop. Sí, porque el de la foto es Jacko, aunque parezca el protagonista de Primos Lejanos. La familia Jackson no sabe si demandar al dueño del tatuaje o darle un abrazo y comentar entre ellos la típica de: dejadle, pobrecillo, que está mal.
Y ya que hemos puesto el modo vintage on, qué os parece un viaje a 1987. Aquel año, Peter Bogdanovich dirigió una preciosa película títulada Máscara, protagonizada por Eric Stoltz, en la que cuenta la historia de un joven con la cara deformada. Pues aunque parezca complicado, el tatuaje empeora la cara del protagonista. Una cara que valió un Oscar a Mejor Maquillaje. Muy serio.
Por suerte para todos, siempre hay gente que salva el día con lecciones de elegancia, clase y glamour. Véase, la propietaria de este tatuaje. Un miembro viril en plena acción, entre su pecho. Lo dicho, una chica con clase. Quién quiere un tatuaje premium de algún héroe de Marvel cuando puede llevar un pene en el entreteto.
Penne Rigatti
Aunque no tanta como su amiga. Sí, ésa que decidió tatuarse un unicornio con lepra que, bueno, podría haber tenido un pase. Eso sí, en un momento dado, la tatuada pensó: ¿por qué no cambio el cuerno del unicornio por un pene? ¿Sería buena idea, verdad? ¡Qué demonios, hagámoslo!
Y si creías que habías visto todo, es que no conoces hasta qué puntos podría llegar la osadía de un ser humano. De hecho, nosotros tampoco lo sabemos, pero tiene que ser un punto muy cercano al tatuarse dos alitas de pollo en la espalda, a modo de alas de ángel, pero pasadas por la freidora durante tres minutos. En serio, ¿en qué nos hemos confundido?
Menos mal que nuestro amigo tiene la solución. No te arrepientas de nada, eso sí, él optó por la versión anglosajona de la frase, es decir, Regret NohingOH, WAIT! Mirad, vamos a tomar un poco el aire.
Fotos: Facebook
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