Cuando Sharon Stone salvó la carrera de un joven DiCaprio

Allá por 1995, Leonardo DiCaprio era aún un proyecto de actor por hacer.

A meses de rodar y explotar con Romeo v Julieta y Titanic, el actor ya era conocido por Vida de este chico o ¿A quién ama Gilbert Grape?, con nominación al Oscar incluida, con apenas 20 años.

A pesar de todo, su fama palidecía al lado de gente como Sharon Stone, Russell Crowe o Gene Hackman, quienes serían sus compañeros en el western de 1995 Rápida y Mortal. Un western que elevaría su cuota de fama pero del que estuvo a punto de ser apartado, de no ser por una Sharon Stone que vio lo que la productora no parecía ver en Leonardo DiCaprio, un talento infinito.

Ha sido la veterana actriz quien, en sus memorias The Beauty of Living Twice ha contado lo ocurrido en aquel complicado set de rodaje y como TriStar Pictures quería limpiarse a Leonardo DiCaprio del reparto, al considerarlo poco conocido para el proyecto.

Por suerte para el actor, Sharon Stone también ejerció como productora y vio la audición de Leo, con la que quedó alucinada. “Bordó su audición“, en una escena en la que tenía que llorar a un ser querido. Pero, a pesar de su imponente carta de presentación, el estudio preguntó a Sharon Stone por qué quería un desconocido para ese papel, negándole la contratación, salvo que tomara una vía absolutamente despreciable pero muy Hollywood: que ella le pagara su sueldo. Así que eso es lo que hizo Sharon Stone, pagar a Leonardo DiCaprio su salario.

“En mi negocio, que una actriz fuera productora se veía como un acuerdo de vanidad, esto es, que se le paga por el trabajo pero para que se calle y no se meta. Yo no acepté eso y lo dejé claro desde el principio. Dije que era ilegal y me gusta trabajar en los márgenes de la ley”, relata en sus memorias.

Y no quedó en Leonardo DiCaprio el asunto. El estudio tampoco consideraba a Sam Raimi un director capaz de sacar adelante el proyecto, despreciándole por ser el responsable de Posesión Infernal. Tremendo ojo el de esta gente.

El tiempo le ha acabado dando la razón y Leonardo DiCaprio es, a día de hoy, uno de los mejores actores de la historia. Eso sí, la película fue un fracaso estrepitoso en taquilla, tras costar 32 millones de dólares y recaudar algo menos de 19 millones.