‘El ángel de la muerte’: duelo entre Eddie Redmayne y Jessica Chastain

Las historias truculentas siempre triunfan en Netflix y si están protagonizadas por dos grandes de la interpretación como son Eddie Redmayne y Jessica Chastain, más todavía.

Con estos ingredientes llega a la plataforma de streaming el próximo 26 de octubre El angel de la muerte, una película basada en hechos reales sobre un enfermero que se llevó por delante la vida de entre 300 y 400 personas en un lapso de 16 años.

Redmayne interpreta a Charles Cullen y Jessica Chastain es Amy, una compañera de trabajo del enfermero que pone en juego su vida para descubrir la verdad sobre su colega.

No sólo cuenta la historia de Charles Cullen, sino que nos presenta principalmente a Amy, una enfermera y madre soltera con una grave enfermedad cardiaca que no puede más debido a los horribles turnos de su trabajo en la UCI. Pero allí conoce a Charlie, un enfermero muy simpático con el que desarrolla una gran amistad enseguida.

Pero pronto comienza a haber una serie de misteriosas muertes de pacientes y Charlie se convierte en el principal sospechoso. Amy se ve obligada entonces a poner en riesgo su vida y la seguridad de sus hijas para descubrir la verdad.

¿Quién fue Charles Cullen?

Charles Cullen ha sido uno de los asesinos en serie más prolíficos de la historia estadounidense ya que se estima que pudo matar entre 300 y 400 personas a lo largo de 16 años. Su infancia no fue idílica, siendo maltratado por los novios de sus hermanas y por sus compañeros de clase, por lo que intentó suicidarse en varias ocasiones.

Su escalada de violencia comenzó en 1988, cuando empezó a trabajar de enfermero en el hospital San Bernabé. Fue cambiando de hospital y dejando un reguero de muerte a sus espaldas, pero al contrario que otros profesionales médicos que actuaban sólo con pacientes terminales para ahorrarles sufrimiento, Cullen lo hacía con pacientes que se encontraban recuperándose, utilizando medicamentos que aumentaban su sufrimiento en lugar de disminuirlo.

Lo absolutamente inexplicable es que fuera cambiando de hospital sin que nadie se percatase de la cantidad de muertos relacionados con él, algo que sí hizo su compañera de trabajo Amy Loughren, que alertó a la policía al descubrir el historial de solicitudes de drogas de Cullen y su respectivo vínculo con la muerte de los pacientes. En el momento de su detención, Cullen sólo admitió el asesinato de 40 víctimas, por lo que fue condenado a 11 cadenas perpetuas.