Para leer en la piscina / Feria

Para leer en la piscina / Feria

Cómo no disfrutar de la prosa evocadora de Ana Iris Simón en Feria aunque después dudemos de sus intenciones ideológicas y le demos vueltas a la inspiración (tal vez) rojiparda de algunos de sus pasajes. Olvidémonos, no obstante, de sectarismos y gocemos otra vez de Feria, descúbranla en este verano que languidece y recorran la España que disfruta de las verbenas, los autos de choque y las noches estrelladas con sillas de plástico en la calle, a la puerta de las casas, en disposición para larguísimas conversaciones hasta la madrugada.

Aceptemos que resulta legítimo todo lo que Feria pretende reivindicar: el valor de la familia y los propios orígenes como manera de construirnos. Y que también tiene bastante razón en lo que impugna: el engaño de esa inane modernidad con buhardillas en Malasaña, festivales de música y trabajos creativos precarizados. Ana Iris Simón escribió en Vice y conoce los mecanismos de esta farsa. “El periodismo está bien a condición de dejarlo a tiempo” dicen que escribió Hemingway. Ana Iris Simón siguió ese consejo y le ha funcionado.

Pero volvamos a Feria, ensayo autobiográfico con filo generacional.

Su principal virtud es volver la mirada a lo cercano, a todo eso que algunos literatos pretenciosos desprecian. Siempre digo lo mismo: ¿pero porqué escribe usted de Nueva York siendo de Tomelloso? La verdad está en Tomelloso. Y eso Ana Iris Simón lo saben y es lo que hace de Feria un texto repleto de verdad.

Habla de esa España interior que no tiene quién le escriba desde Azorín. Y no vale con inventarse una novela policiaca ambientada en un pueblo de La Mancha. Además, eso ya lo hizo García Pavón con su Plinio.

Luego está la tesis de que cualquier tiempo pasado fue mejor, que Ana Iris Simón defiende con insistencia en sus artículos de El País (y también, parcialmente, en Feria).

A ver.

Lo primero es que el pasado siempre se nos dibuja en la memoria con la luz piadosa de la felicidad. Es nuestra niñez, la abuela, los baños en la piscina con los primos, el primer helado del verano, tantas cosas. Y esa sensación de que siempre nuestra vida actual resulta mucho más difícil.

Claro que tampoco puede negarse una mayor complejidad en nuestro modo de vida presente, y que la precariedad maltrata a la juventud actual como nunca y que atravesamos tiempos convulsos, con crisis climática y guerra y un futuro incierto. No son los felices 90. Eso está claro. Pero la reivindicación del pasado suele ser reaccionaria. Toca pelear un horizonte mejor. Esa es la lucha.

Queda abierto el debate y resulta interesante abordarlo.

Ana Iris Simón logró con Feria un gran libro.

Marcó un antes y un después.

Y estamos a la espera de la continuación de su carrera literaria.

Mientras tanto, continuaremos irritándonos con sus artículos de opinión y también, a veces, deslizándonos hacia la lágrima, recordando (al leer a Ana Iris)  a nuestra tía la del pueblo, esa que nos besaba fuerte cuando éramos niños y nos daba de cenar huevos fritos con chorizo.

DANIEL SERRANO

Noticias Relacionadas

Para leer en la piscina / Un amor

People & Trends

También está ese verano amarillo de la España interior, el calor furioso de los mediodías, silencio y moscas a la hora de la siesta, arrullo…

+

Para leer en la piscina / Historias del Kronen

People & Trends

Nocturno (estival) de Madrid hacia 1994. Las terrazas de la Castellana bullen de personal trasegando cubatas y fluye también la cocaína, es la década feliz…

+

Para leer en la piscina / ‘El bello verano’

People & Trends

Un título perfecto, poético y preciso. Próximo a esa frase literaria que afirma: "La felicidad es un verbo que se conjuga siempre en pasado". También…

+