Vacaciones de antaño / Los apartamentos del ‘Un, dos, tres’ en Torrevieja

Vacaciones de antaño / Los apartamentos del ‘Un, dos, tres’ en Torrevieja

Hubo un tiempo en el que la televisión se veía en familia. Eran tiempos en los que tan sólo había dos canales y las audiencias eran monstruosas. Eran los tiempos del Un, dos, tres… responda otra vez. 

Historia de la televisión viejuna, este programa conseguía juntar a toda la familia en el salón y mantenerles pegados a la televisión durante la noche del viernes. Una idea del genio Chicho Ibáñez Serrador que arrancaría su andadura en abril de 1972 y la terminaría allá por junio de 2004, tras más de 400 capítulos y 11 temporadas. Obviamente, hubo temporadas en las que no se emitió.

 

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Kiko Ledgard fue el primer presentador del concurso pero fue Mayra Gómez Kemp quien lo hizo suyo. Tras ellos llegarían Jordi Estadella y Miriam Díaz Aroca, quienes mantuvieron el tipo, mientras que de Josep María Bachs y Luis Larrodera ni vamos a comentar.

Quiero un apartamento

Es posible que los nacidos en el siglo XXI hayan oído hablar del Un, dos, tres… responda otra vez, porque The Grefg ha asegurado querer recuperarlo y adaptarlo a un nuevo formato. Si lo hace, lo único que le pediríamos es que vuelva a regalar apartamentos a los ganadores.

El apartamento en Torrevieja era el sueño confesable de toda pareja que iba a concursar en el programa. Hablamos de una época en la que tener un piso en la playa no era tan común como lo es ahora. Obviamente, conseguir el apartamento no era sencillo, como no lo es llevarse El Rosco de Pasapalabra. Pero el apartamento como premio tenía un aura mágica, especial, un algo que unía aún más que la televisión a toda la familia.

Para llegar a optar al apartamento en el Mediterráneo, las tres o cuatro parejas de concursantes se medían unas a otras (desde 1977 fueron solo tres). La primera prueba consistía en una serie de preguntas que iban de más sencillas a más complicadas. Eran cuestiones de múltiples respuestas, como nombres de frutas, marcas de coches, colores… Durante 45 segundos, las parejas alternaban respuestas y el número que alcanzaran, se multiplicaba por la cantidad de dinero establecida.

Quien no recuerda aquello de: “Han sido 13 respuestas acertadas, a 25 pesetas cada una, un total de 325 pesetas“.

De La Bombi a Arrocet

Tras las preguntas, tocaban las pruebas de habilidad o físicas, según conviniera a producción. Esta etapa era eliminatoria y la pareja ganadora pasaba a la subasta final, que era el plato fuerte del programa. Ahí era cuando aparecían los humoristas como Beatriz Carvajal, Tip y Coll, Angel Garó, Arévalo, Bigote Arrocet, Fedra Lorente y un larguísimo etcétera. Cada uno hacía su número y dejaba un objeto que escondía una tarjeta, de la que el presentador leía parte, dejando sin leer, en la que se decía el regalo que escondía.

Ahí era donde los concursantes debían agudizar todos sus sentidos para saber qué invitado llevaba el apartamento en su regalo y cuál no lo llevaba. No era fácil.

El tiempo ha pasado pero el recuerdo que dejó Un, dos, tres quedará para siempre a varias generaciones. Como también han quedado los apartamentos de aquellos afortunados que se los llevaron.

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