¿Por qué gustan tanto las series?
Entre otros motivos, porque permiten hacer una evolución de los personajes que en el cine es más complicada.
Así, personajes que empiezan siendo detestables, pueden acabar siendo idoltrados por el gran público. Ojo, eso no quiere decir que dejen de ser detestables, pero tras varias temporadas viendo las mismas caras, es más fácil empatizar con alguien y entender sus motivaciones.