Las 10 mejores discotecas de la mítica Ruta del Bakalao

Este lunes, 17 de octubre, comienza su andadura en ZelebTV una nueva becaria. Se sienta a mi lado, a un metro. Su juventud es tan insultante como su desparpajo. Si nosotros éramos la generación más preparada, la que viene nos va a dejar a la altura del betún. No queda más que asumirlo y enseñarles lo poco que no sepan ya. 

Ni media hora lleva la joven en la redacción, cuando dos compañeros comentamos la idea de recordar la Ruta del Bakalao, a través de sus 10 mejores discotecas. La cara de la joven becaria es un poema. “¿De qué hablan estos dos viejunos?“.

Con reflejos felinos, intenta disculpar nuestro arranque de nostalgia con un conciliados: “Hombre, alguna canción he escuchado“. Precioso detalle pero el daño ya está hecho. Es lo que hay. Estamos más pasados que el digamelón. Bueno, y que la Ruta del Bakalao, cuyo nivel de excesos y descontrol durante la década de los 90, elevó su popularidad por encima de sus posibilidades, hasta matarla de éxito. 

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A pesar de ello, el poso cultural/erótico/festivo/psicotrópico que dejó, a toda una generación, es innegable. No en vano, las sesiones y el movimiento remember, siguen moviendo a millones de personas en todo el mundo. No es para menos. Fue toda una revolución, surgida en el pequeño pueblo de Sueca (Valencia), digna de ser recordada por los siglos de los siglos. 

El simil religioso viene al pelo porque las discotecas de la época, eran templos del techno a los que decenas de miles de personas peregrinaban durante maratones fiesteros inhumanos. Quien quisiera, podía estar de fiesta de jueves a lunes por la mañana, saltando de una discoteca en otra. Era la magia de la Ruta del Bakalao. Sabías cuándo llegabas pero no cuándo ni cómo te ibas. 

Lo que nadie ponía en duda, era la figura que dominaba la escena del techno levantino por encima de todas: Chimo Bayo. Un combo loco de melenas trasnochado y pasado de rosca, de aspecto estrafalario y con luces en cada uno de los dedos de sus guantes. Sí, un tipo que cantaba al éxtasis, a las bombas o a la Tía Enriqueta, entre otros pelotazos, era la cara visible de la Ruta Destroy, lo cual explica muchas cosas. 

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Pero claro, como pasa en toda religión, no todos los templos eran iguales. Tampoco sus feligreses. Si tenías tiempo y dinero, podías visitar todos. Si no, tocaba elegir. ¿Cuáles eran las opciones? Todas, aunque estos 10 discotecones eran los que marcaban la pauta a quienes tenían Levante como el epicentro de la fiesta en España en los 90. 

Barraca

Aunque el boom electrónico tuviera lugar en los 90, el germen fue plantado muchos años antes. Corría el año 1965 cuando Barraca, la gran pionera de La Ruta del Bakalao, abre sus puertas. Situada en el término municipal de Sueca, tomó su sonido de la noche de Manchester, dándole el toque personal que, años más tarde, imitarían todas las que irían abriendo: el legendario Sonido Valencia. 

Para los habituales del local, su sonido era la música barraquera. Eso sí, hasta llegar al techno más comercial, Barraca (que debe su nombre a su uso originario) albergó un flamenco (fue un tablao durante un tiempo), punk, pop-rock y jazz. Y es que antes de Chimo Bayo, en Barraca ya habían dejado su poso gente como Deep Purple, Sex Pistols o Ths Smiths. 

Chocolate

Justo al lado de Barraca, a menos de 200 metros, abría sus puertas en 1980 Chocolate Cream. De forma indisimulada, querían aprovechar el rebufo de la pionera y vaya si lo hicieron. De la mano de Toni El Gitano, responsable musical del local, este antiguo almacén de arroz revolucionó el panorama lúdico de Levante. 

Y es que fue la primera discoteca en programar conciertos a las 07:00 horas. Sí, de buena mañana, lo que facilitó que la gente que salía de Barraca, siguiera la fiesta en Chocolate. Por cierto, el nombre surgió del color oscuro de la fachada, decorada con churretes dulces. Además, la música también era acorde al color, pues la electrónica más oscura y gótica era habitual entre sus oscuras y poco iluminadas paredes. 

Spook

Hablar de Spook es hablar del murciélago más famoso de la Ruta Destroy. Inaugurada en 1984, tardó poco en convertirse en un referente levantino, gracias a sus interminables sesiones que tan sólo hacían un receso de media hora, y volvían a empezar. Non stop party. 

Ahora, si por algo será recordada Spook Factory, es por sus gloriosas sesiones de los viernes. Ésas que dejaban en nada su aforo de 2.500 personas. Ésas que movilizaban a todo Levante hasta la pedanía de Pinedo. Ésas que elevaron al murciélago a volar más alto de lo que nunca hubiera imaginado durante un lustro (1988-1993). Ésas que a día de hoy, Spook Club VLC ha recuperado. 

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Puzzle

Ha logrado sobrevivir, en su formato Ruta Destroy, hasta 2011. Meritorio. Y lo ha hecho con las señas de identidad con la que fue fundada en 1988: elegancia, innovación y nuevos estilos musicales. Elegancia gracias a una decoración e iluminación diferentes a lo habitual, que cuidaban el detalle y daban presencia al local. 

Innovación porque lanzaron sus sesiones after hours, que comenzaban el domingo por la mañana y se prolongaban hasta bien entrada la tarde. Y nuevos estilos musicales como el techno pop o el house más comercial. Por cierto, ésta es la discoteca a la que iba Vicentín, el alter ego de Julián López en La Hora Chanante, y a la que dedicó todo un videojuego.

ACTV

Unos dicen que significaba Aquí Cabe Toda Valencia, otros defienden que era Actividades Culturales Termas Victoria, por el edificio en que se situaba en la Malvarrosa. Lo cierto es que, según los propios creadores del logo, el nombre de la discoteca era un juego entre AC (Corriente Alterna) y TV (Televisión). Sea como sea, la mística del nombre no hizo sino ayudar a engrandecer a uno de los templos más recordados de la época. 

Abierta en 1986, los entendidos mantenían que era el local con mejor sonido e iluminación de todo Levante. Su especialidad eran las sesiones after-hours de sábados y domingos, en las que Acid House, New Beat y EBM copaban el 95% del sonido. 

The Face

Abrió sus puertas en 1991 como Dream’s Village, pero fue en 1994, cuando cambió su nombre y su rollo, cuando empezó a subir como la espuma. Tal es así, que los más cafeteros defenderán, por mucho que les recriminen, que en The Face se han vivido las mejores fiestas de La Ruta del Bakalao. Y eso es mucho decir. 

Situada en Pinedo, era un punto de encuentro de makineros que, en su mayoría, pasaban más tiempo en el parking que en el local, a pesar de su espectacular disposición y su apetecible terraza. Cerró en 2005 aunque tuvo un conato de reapertura en 2008, cuando un empresario la compró para reabrirla como Lips. ¿El problema? No pagó el traspaso y la discoteca cayó en el olvido.

Espiral

Nació en 1981 y en poco tiempo fue bautizada como la discoteca más cañera de Levante. Su sonido era inconfundible y bastaba con escuchar 5 segundos de tu casette con celo para reconocer el sonido oscuro de Espiral. 

Tampoco pasaba despaercibido su interior, con una piscina que siempre acababa llena de gente, durante sus míticas sesiones de sábado. Aquellas que comenzaban por la tarde y terminaban cuando el DJ quería. Además, fue la primera discoteca en lanzar su propio himno, el mítico Espiral Dune. Eso sí, tras varios cierres temporales, bajó sus cierres de forma definitiva en 1995. 

Heaven

Cuenta la leyenda que la música de Heaven estaba tan alta que al entrar en el local, el impacto se notaba en todo tu cuerpo. Quizá por eso, la zona más concurrida de la discoteca era el parking. 

Inaugurada en 1989 en El Perelló, Heaven fue la primera en proponer un horario de apertura diferente: las 06:00 horas del domingo. Quienes querían seguir la fiesta, tenían en Heaven la opción perfecta. Sus letras amarillas en la fachada azul, eran inconfundibles. Por desgracia, tras siete años, cerró sus puertas en 1996. La última canción que sonó en Heaven fue el glorioso Children de Robert Miles. 

Distrito 10

No son pocos quienes defienden que Distrito 10 era la mejor discoteca de la Ruta del Bakalao. Y la más diferente. Y las más innovadora. Y la más elitista. Desde su apertura, allá por 1984, la gente bien del Levante pasaba por ella, en parte, gracias a que la música que se pinchaba en ella era más pop-rock, y asequible para más públicos.

Por tal motivo, la comparación de Distrito 10 siempre remitía a la mítica Studio 54. No es para menos. En España fue pionera en repartir flyers por la calle con los hasta entonces desconocidos relaciones públicas. Además, algunas de sus fiestas temáticas aún se recuerdan. Eso sí, su leyenda se prolongó sólo durante 10 años, haciendo honor a su nombre. 

Arabesco

Una de las discotecas que más cuidó su marketing, acabó cerrando por su mala organización. Una pena. Arabesco estaba en San Antonio de Benagéber, y era de los locales más llamativos en su exterior, con un toque árabe combinado con un punto kitsch. 

Sus sesiones empezaban por la tarde, para los más madrugadores, y tenían un autobús que iba por todos los municipios de alrededor, recogiendo a quienes querían ir a Arabesco, a ver que pesco. ¿Por qué cerró? Además de por las denuncias de los vecinos, por la falta de seguridad del local. 

Fotos: Makineros, Vicent Marco, The Basement XXX y Planeta Indie