Pocoyó, Pato, Nina, Elly… Desde hace ya casi 20 años (se estrenó allá por el 2005), todos estos personajes, encabezados por el pequeño personaje vestido de azul y de aspecto tridimensional que da nombre a la serie, han dado (y siguen dando) grandes momentos a los más pequeños de la casa.
Pero detrás de la maravillosa historia de Pocoyó, creada por David Cantolla, Luis Gallego y Guillermo García Carsí y que ha hecho felices a tantos niños a través de la pantalla, está la turbulenta historia de Zinkia Entertainment, la productora que le dio la vida y ha terminado por dejar escapar a su gran icono camino del país vecino.
¿Y qué le pasó a Zinkia? Pues que, a pesar del gran éxito que supuso Pocoyó para ella (sacándole de muchos apuros gracias a sus ingresos), las terribles gestiones internas llevaron a esta empresa audiovisual con sede en Madrid a entrar en una espiral de problemas económicos y procesos judiciales y dentro de su accionariado que la han convertido en un foco de terremotos permanente durante años.
Del éxito de Pocoyó a su mala gestión interna
Zinkia fue fundada en 2001 por David Cantolla López y su hermano Colman López, de la mano del empresario y aristócrata José María Castillejo y de Oriol, Conde de Floridablanca y marqués de Aldama, como socio capitalista.
Y fue de su mano y del buen hacer de David Cantolla, Luis Gallego y Guillermo García Carsí, que nació el fenómeno Pocoyó, que se estrenó en el Reino Unido en 2005 e, inmediatamente, adquirido por Televisión Española tras su éxito infinito, que lo ha convertido en una de la producciones (y productos) más rentables de la animación de nuestro país.
Sin embargo, no es oro todo lo que reluce y, tras el éxito de Pocoyó, se escondía una gestión interna terrible de Zinkia que llevaría a que, en el año 2008, los hermanos Cantolla vendieran sus acciones a Castillejo a la vez que este puso en marcha un plan de expansión de la empresa que incluía la puesta en marcha de un estudio de videojuegos (Zinkia Games) y la salida al Mercado Alternativo Bursátil por 40 millones de euros (donde se mantuvo hasta 2018 cuando salió con un valor de 17 millones).
Problemas económicos y ¿traiciones?
Lo que parecía un plan maestro, se convirtió en un auténtico batacazo. La emisión de bonos fracasó y empezaron a no salir las cuentas. La empresa entró en números rojos y, en 2012, se vio obligada a hacer un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) que tuvo como víctimas a un tercio de su plantilla, para, solo un año después, en 2013, declararse en concurso de acreedores.
La estocada final nunca llegaría porque Pocoyó siempre estuvo ahí para salvarle los muebles gracias a sus grandes ingresos por sus derechos en televisión y de su canal de YouTube.
El 9 de junio de 2016, Castillejo fue cesado como presidente de la empresa, lo que supuso, como contó en una entrevista de 2019, no solo al final de un sueño, sino a perderlo todo: dinero, esposa, prestigio y relaciones sociales, incluyendo su propia empresa, Zinkia, que, finalmente, sería adquirida por su socio, el empresario mexicano Miguel Valladares, a quien el propio Castillejo acusó de traición y de ser su verdugo junto a un enmarañado complot judicial y financiero de corrupción que le dejó en la calle y con una deuda de 20 millones de euros.
Archivadas las acusaciones penales contra mí | https://t.co/tDcaoIZdlj https://t.co/dJSEodbYGE via @JMCastillejo
— Jose M Castillejo (@JMCastillejo) July 1, 2021
Desde entonces, Valladares se ha estado centrando en las tres series de animación de su catálogo. Además de Pocoyó, la coproducción hispano-francesa Shuriken School (en marcha desde 2006) y la preescolar Mola Noguru (desde aquel turbulento 2013).
Adiós Pocoyó… bienvenue en France!
El adiós definitivo a Pocoyó en España es el más claro ejemplo de la terrible historia de Zinkia. El pasado 23 de junio, el consejo de administración de la productora, presidido por Valladares, propuso en la junta general ordinaria de accionistas (y esta dio luz verde), la venta de la marca a la compañía francesa Animaj Investment.
Una operación que incluye la transmisión de los derechos de propiedad industrial e intelectual sobre Pocoyó, los contratos de distribución y licencia, las aplicaciones y el resto de activos vinculados con el pequeñajo de azul y sus amigos, excluyendo, por otro lado, los derechos vinculados a educación, que seguirán siendo desarrollados y explotados a nivel mundial por Zinkia.
Esta decisión supone un importante ingreso para sanear Zinkia, además de que se incorpora al proyecto de Animaj SAS, compañía matriz de la firma compradora, como titular del 7,99% de su capital social, convirtiéndose en “accionista de referencia” de la compañía francesa, como indicaba el consejero delegado de la empresa española, Alberto Delgado.
No sabemos hasta qué punto acabará siendo positivo o no este paso para Zinkia, que deberá buscar una nueva gran producción que ocupe el sitio que ha dejado Pocoyó…
Para quien sí lo pude ser es para los fans y las nuevas generaciones, que verán cómo se pondrá en marcha una quinta temporada de la serie de la mano de KOYl, el estudio de animación canario adquirido por Zinkia en diciembre de 2021 y que se encargará de la producción de nuevos episodios de las aventuras de Pocoyó, ahora desde más allá de los Pirineos…
ANTONIO SÁNCHEZ
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