Alicia Vikander, la reina que no perdió la cabeza

Alicia Vikander, la reina que no perdió la cabeza

El brasileño Karim Aïnouz ha creado una historia de terror psicológico ambientada en la sangrienta corte Tudor del infame rey Enrique VII de Inglaterra. Un ambiente claustrofóbico narrado desde el punto de vista de la reina Catalina Parr, la sexta y última esposa de Enrique y la única que evitó el destierro o la muerte.

Firebrand es un filme de época pero narrado con la perspectiva Me Too que cuenta como protagonistas con una increíble Alicia Vikander y un inmenso (literal) Jude Law.

La cinta se basa en la novela firmada por Elizabeth Fremantle en 2012 descubriendo a una reina, si bien no marcadamente feminista (a ver quién lo era en el siglo XVI), sí empeñada en ser dueña de su propio destino, algo no muy común en ese momento.

Alicia Vikander y Jude Law, una pareja ganadora

Alicia Vikander derrocha poderío como la Reina Catalina Parr, una mujer que tenía que andar con pies de plomo ante la imponente (y decadente) figura de Enrique VIII, que no le temblaba el pulso a la hora de decapitar a sus mujeres.

Por otro lado, Jude Law está empeñado en pasar a la historia por algo más que por su cara bonita. Al igual que han hecho otros galanes de Hollywood como Leonardo DiCaprio, el actor londinense se ha cansado de hacer de guapo y en esta película interpreta a un Enrique VIII gordo y maloliente. Y no es un decir, el actor confesó en Cannes que pidió que le crearan “un perfume maloliente” que recordarra al olor propio del monarca. Por eso, su perfumista particular creó un aroma “mezcla de sangre, heces y sudor”. Un actor de método, sin duda.

Decapitaciones, nulidades, divorcios… los seis matrimonios de Enrique VIII

Para entender de qué va Firebrand, tenemos que conocer la historia marital de Enrique VIII. Se casó primero con Catalina de Aragón, hija de los Reyes Católicos y viuda del hermano del Rey, el príncipe Arturo. Todo iba bien, pero perdió la paciencia por no darle un hijo varón. No sabía qué hacer, pero cuando se enamoró de Ana Bolena, una doncella de la corte de apenas 20 años, rompió con la Iglesia católica para poder casarse con ella.

Pero tampoco Bolena le dio su ansiado heredero, por lo que después de menos de tres años de matrimonio, Ana Bolena fue hallada culpable de traición, adulterio e incesto con su hermano, y murió decapitada. Al día siguiente, Enrique se casó con Juana Seymour, quien sí le daría un heredero, el futuro rey Eduardo VI. Pero, de forma trágica, murió durante el parto, lo que dejó al Rey sumido en la tristeza.

Tres años después volvía a contraer matrimonio con la princesa alemana Ana de Cléveris, enlace que fue anulado alegando que no había llegado virgen al matrimonio porque (ejem), su pecho era demasiado grande.

Su siguiente esposa fue la joven Catalina Howard, prima hermana de Ana Bolena, por quien sentía adoración. Pero el arzobispo de Canterbury descubrió el pasado de la reina, que había mantenido relaciones sexuales con dos hombres antes de casarse, y fue acusada también de adulterio. Como resultado, Howard fue decapitada.

Y así llegamos a su última esposa y protagonista de Firebrand, Catalina Parr, de 31 años, la única que le sobrevivió. Ésta no tenía pasado que ocultar, puesto que por todos era sabido que había enviudado dos veces, y proporcionó al Rey una suerte de calma doméstica hasta el fin de sus días.

Catalina Parr, la reina desconocida

Catalina Parr también tuvo una vida marital ajetreada. Se casó cuatro veces, sobreviviendo a sus tres primeros maridos, con quien no tuvo hijos. Sí los tuyo con el tercero, a los 35 años, una edad considerada avanzada para ese momento.

No se casó por amor con Enrique VIII, como no lo hacía ninguna mujer de la nobleza en aquel momento. Si se casó con ese rey malhumorado, con constantes dolores en la pierna y que olía fatal a causa de esto, fue porque él se encaprichó de ella.

Pero, sin duda, se convirtió en un gran apoyo para el Rey de Inglaterra, que llegó incluso a dejar todo el poder del reino en sus manos en una fallida expedición a Francia. No sólo tenía un cierto poder sobre su marido, sino que también consiguió volver a poner en la línea de sucesión al trono a sus hijastras María Tudor e Isabel I tras años apartadas de la corte.

Entusiasmo de la crítica

Después de su paso por el Festival de Cannes, la crítica se mostró entusiasmada tanto por el tono del relato, como por la actuación de los protagonistas. Así, Peter Debruge, de Variety, resalta la veracidad del filme, “que cuenta con toda la pompa que cabría esperar de un fastuoso drama de época, y muestra a su vez una audacia ahistórica”, asegura en sus propias palabras. Igual de entusiasmado se muestra David Rooney, de The Hollywood Reporter, al asegurar que merece mucho la pena “para los amantes del drama histórico con nervio y vitalidad”

Pete Hammond, de Deadline, resalta, sobre todo, el buen hacer de la pareja protagonista: “Resulta absorbente en todo momento. También refleja el talento de Vikander (…) Law se está convirtiendo en el actor por excelencia de su generación, e interpretar al rey Enrique VIII no hace sino consolidar ese estatus”.

Quizá la critica menos entusiasta sea la de Peter Bradshaw, de The Guardian, que nos da una de cal y otra de arena: “La misoginia del rey enfermo es irresistiblemente perturbadora, pero Alicia Vikander está desaprovechada como su última esposa”, dice.

SARA FLAMENCO

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